América estaba totalmente poblada cuando Europa era un glaciar casi deshabitado
ORIGEN Y ANTIGÜEDAD DEL POBLAMIENTO AMERICANO.
El origen del poblamiento de América, y la fecha probable en que se inició dicho poblamiento ha sido objeto de polémica desde hace más de un siglo. En las últimas décadas del siglo XX y comienzos del siglo XXI, las investigaciones genéticas han arrojado luces en dónde la arqueología y la lingüística no habían podido dictar verdades aparentemente definitivas. El método científico utilizado son los estudios basados en el ADN mitocondrial.
Todos los seres humanos poseemos dos genomas. El ADN de los cromosomas, estudiado en el célebre proyecto Genoma Humano, finalizado el año 2000. El segundo es el ADN presente en las mitocondrias, cuyo mapa fue establecido en 1981. El ADN mitocondrial de toda mujer es idéntico no sólo al ADN mitocondrial de su madre, sino también al ADN mitocondrial de la madre de ésta, y así sucesivamente durante muchas generaciones. No ocurre lo mismo en el caso de los varones. Dado que los padres no proporcionan ADN mitocondrial al embrión, la sucesión se estudia exclusivamente por línea materna.
A finales de la década de 1970, varios científicos descubrieron que el ADN mitocondrial de un determinado grupo étnico podía proporcionar las claves de su ascendencia. De acuerdo con los términos científicos, las personas que tienen mitocondrias similares pertenecen al mismo "haplogrupo". Y si dos grupos étnicos poseen el mismo haplogrupo, esa es la prueba molecular de que están emparentados: sus miembros pertenecen a la misma línea materna.
En 1990, una investigación encabezada por Douglas Wallace (Universidad de California), descubrió que el 96,9 % de los indígenas americanos sólo tienen cuatro haplogrupos mitocondriales, lo que confirma la homogeneidad genética de los pobladores originarios del continente. Como tres de esos cuatro haplogrupos son comunes en el sur de Siberia, y dadas las reglas de trasmisión del ADN mitocondrial, los genetistas consideran irrefutable la conclusión de que los indígenas americanos y los pobladores de Siberia tienen antepasados comunes.
Por otra parte, en las últimas décadas se ha demostrado que las sociedades indias eran más antiguas, más fabulosas y más complejas de lo que incluso hace sólo veinte años se creía posible. Los arqueólogos no sólo han adelantado la fecha de entrada de la humanidad en América; también han aprendido que las primeras sociedades de grandes dimensiones habían madurado antes de lo que se pensaba: casi dos mil años antes, y además, en una parte diferente del hemisferio.
La fecha del poblamiento americano se estableció durante décadas en base al yacimiento Clovis, en Nuevo México, descubierto en 1929 y estudiado a partir de 1933. La fecha exacta del yacimiento Clovis no pudo conocerse sino a partir de 1949, con el descubrimiento del método del Carbono 14, el cual permite saber con bastante exactitud la antigüedad de restos vegetales, animales y humanos. En 1958, Vance Haynes, arqueólogo de la Universidad de Arizana, determinó la antigüedad de Clovis entre 13.500 y 12.900 años atrás.
A partir de este descubrimiento, se elaboró una teoría que explicaba el poblamiento americano mediante una oleada migratoria que había atravesado por tierra desde Siberia hasta Alaska cruzando el estrecho de Bering, aprovechando que durante el Pleistoceno el nivel de los mares descendió hasta 120 metros en algunos sitios, y la franja de tierra entre la península siberiana de Chukotsk y la península Seward en Alaska, habían quedado unidas debido al mencionado descenso del nivel del mar, pues la profundidad del estrecho de Bering es de sólo 36 metros.
Pero cualquier grupo humano que atravesara Beringia se encontraría luego con una barrera infranqueable constituida por dos enormes placas de hielo que cubrían el Canadá occidental, de miles de metros de profundidad y tres mil doscientos kilómetros de largo. Hubo un breve período en que ese obstáculo pudo haber sido superado por grupos humanos, con la aparición de un "corredor libre de hielo" que se habría formado durante el proceso de finalización de la Edad del Hielo, entre trece y catorce mil años atrás. Haynes formuló esa teoría en 1964, concluyendo que por allí habían pasado los primeros pobladores de Clovis, surgida unos setecientos años después, y que todas las sociedades indias americanas descendían de esos primeros pobladores Clovis.
A esta teoría del corredor libre de hielo se sumó la tesis del exterminio masivo de especies animales, exterminio que habría sido perpetrado por los mismos pobladores originarios de Clovis. Investigadores que son al mismo tiempo activistas del movimiento indígena estadounidense, como Denny y Vine Deloria (citados por Charles Mann), sostienen que esta acusación sobre el exterminio masivo de especies animales por parte de los primeros pobladores indios del continente es un ardid elaborado por investigadores blancos que pretenden descalificar de esa manera a los indígenas originarios, acusándolos de ser los responsables de la extinción de la megafauna del pleistoceno, cuando hoy en día se considera dicha extinción como originada por los enormes cambios climáticos que surgieron luego de la desaparición del glaciar Wisconsin (último de la era glaciar en el continente americano).
Las dudas sobre el llamado Consenso Clovis comenzaron a fortalecerse a partir de la década de 1980. Por el lado de los estudios lingüísticos, los investigadores se encontraban desconcertados ante la extraordinaria variedad y fragmentación de las lenguas indias. A lo largo y ancho de América los indios hablan unas 1.200 lenguas distintas, que han sido clasificadas en 180 familias lingüísticas. En contraste, Europa posee en total sólo 4 familias lingüísticas: la indoeuropea, la ugro-finesa, la vasca y la turca. Los lingüistas siempre se han preguntado cómo podrían haber desarrollado los indios americanos tantas lenguas en los trece mil años transcurridos desde Clovis, cuando los europeos habían desarrollado sólo cuatro en los 40.000 años transcurridos desde la llegada de los humanos a ese continente.
Pero el golpe que comenzó a derrumbar el Consenso Clovis se dio en 1994, cuando los genetistas Douglas Wallace y James Neel, recurriendo a la velocidad de cambio genético como parámetro, estudiaron 18 grupos indios americanos, y calcularon el momento en que el grupo original había emigrado a América, estableciendo que había ocurrido entre 22.414 y 29.545 años, lo que implicaba más de diez mil años antes de Clovis.
En 1997, otros genetistas, Sandro Bonatto y Francisco Salzano, de la Universidad Federal de Río Grande Do Sul, en Porto Alegre, estudiaron el cuarto haplogrupo (Neel y Wallace habían centrado su estudio en los tres haplogrupos que también son comunes en Asia). Considerando las diferencias genéticas acumuladas entre los miembros del haplogrupo A, Bonatto y Salzano calcularon que los indígenas americanos habían abandonado el continente asiático entre 33.000 y 43.000 años atrás, una antigüedad mucho mayor que la calculada por Neel y Wallace.
Las investigaciones arqueológicas también comenzaron a rebatir el Consenso Clovis, al conocerse los resultados de excavaciones adelantadas en Monte Verde, Chile, por Tom Dillehay, de la Universidad de Kentucky, y Mario Pino, de la Universidad de Chile en Valdivia. Iniciados en 1977, sólo se publicaron los primeros resultados entre 1989 y1997, llegando a la conclusión que Monteverde había estado habitado por los paleoindios hace por lo menos 12.800 años. Encontraron además otros yacimientos inferiores que llevan su antigüedad hasta 32.000 años. Como Monteverde, en el sur de Chile, se encuentra a 16.000 kilómetros del estrecho de Bering, los arqueólogos calcularon que para atravesar América desde su extremo septentrional hasta el meridional les habría llevado varios milenios, lo que hacía imposible que los pobladores de Monteverde hubieran ingresado al continente al mismo tiempo de los habitantes de Clovis, hace 13.000 años, sino muchos miles de años antes.
Una teoría que ha cobrado fuerza en años recientes, empujada por la ausencia casi total de pruebas que demuestren la teoría del corredor libre de hielo, se refiere a que los paleoindios hicieron el recorrido del continente americano siguiendo la costa del Pacífico. Investigaciones recientes han demostrado que incluso en plena Edad del Hielo, existieron refugios templados en las orillas marítimas, con islotes de árboles y hierba en medio del paisaje de hielo. Saltando de un refugio a otro, los paleoindios pudieron recorrer la costa en los últimos cuarenta mil años. Incluso embarcaciones primitivas podrían haber cruzado toda la costa pacífica de América del Norte y América del Sur en 10 ó 15 años.
Una investigación de la Universidad de Copenhague publicada en 2016, sugiere que el llamado corredor libre de hielo se convirtió en habitable por los humanos sólo hace 12.600 años, esto es casi 1.000 años después de la formación de la cultura Clovis, lo que significa que los primeros americanos no pudieron penetrar al continente desde Alaska por el corredor libre de hielo canadiense, sino que tanto los grupos que desarrollaron la cultura Clovis, como también las culturas pre-Clovis, tomaron la ruta costera del Pacífico.
En 1997 una comisión de expertos, incluyendo a Vance Haynes, visitó Monteverde y concluyó que era un yacimiento real, a pesar de las profundas diferencias personales que allí se expresaron entre Dillehay y Haynes. Pero en 1999, Stuart Fiedel, arqueólogo de Alexandria, Virginia, repitió de nuevo las descalificaciones contra Monteverde y reavivó la polémica, la cual hasta el presente está lejos de concluir.
Como afirma Charles Mann, si tomamos en cuenta que la Edad del Hielo hizo inhabitable a la Europa al norte del valle del Loira hasta hace 18.000 años, que Gran Bretaña estuvo despoblada hasta el 12.500 a.c., pues estaba cubierta de glaciares, y si se parte de la existencia de Monteverde como yacimiento real, como creen la mayoría de los especialistas actuales, el continente americano no debería llamarse el "Nuevo Mundo". Cuando Europa septentrional estaba desprovista de población humana y cubierta de glaciares, en América, desde Alaska hasta Chile, los pueblos indígenas originarios ya desarrollaban sus culturas.
Las repercusiones político-culturales de estos nuevos descubrimientos son tan trascendentales, que obligan a modificar totalmente las explicaciones científicas predominantes en el mundo sobre el surgimiento de las primeras civilizaciones humanas. Con otros dos artículos que publicaremos como complemento de este, hablaremos de como Caral y otras 20 ciudades peruanas se adelantaron en tres mil años a la Grecia Clásica, y de cómo los antiguos pueblos amazónicos crearon sus propias selvas antropogénicas que les permitían alimentar a centenares de miles de personas en núcleos de poblamiento a orillas del Río Amazonas, selvas que aun hoy en el siglo XXI la ciencia no ha podido explicar con toda certeza cómo las crearon, y que los conocimientos actuales en agronomía y biotecnología aún no permiten volver a crear la maravilla que los indígenas americanos hicieron posible antes de Colón.
BIBLIOGRAFIA (de referencia).
BONATTO, Sandro y SALZANO, Francisco. 1997. A single and early migration for the peopling of the Americas supported by mitochondrial DNA sequence data. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America. Vol. 94, pp. 1866–1871, March 1997. http://www.pnas.org/content/94/5/1866.full.pdf.
MANN, Charles. 2006. 1491. Una nueva historia de las Américas antes de Colón. Editorial Taurus. México. 632 pp.
NEEL, James, WALLACE, Douglas y otros. 1994. Mitochondrial DNA "clock" for the Amerinds and its implications for timing their entry into North America. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America. Vol. 91, pp. 1158-1162, February 1994 http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC521473/pdf/pnas01125-0334.pdf
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