domingo, 28 de junio de 2015

Pedro Camejo y la Revolución Social de la Independencia
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La entrada de los restos simbólicos de Pedro Camejo en el Panteón Nacional constituye un acto de justicia histórica que de manera inexplicable no se había producido en los 16 años de revolución bolivariana. En todo caso, vale decir mejor es tarde que nunca.
Sobre este trascendental acto queremos aprovechar para introducir la reflexión sobre lo que fue el proceso de independencia como revolución social. Ya en 1997 habíamos presentado en un congreso de la ALADAA (asociación de estudios afroasiáticos) una ponencia titulada "El Proyecto Nacional Afrovenezolano", trabajo que posteriormente dio lugar al texto que recientemente ha vuelto a publicar la editorial Trinchera, del gran amigo y camarada Amílcar Figueroa, "El Protagonismo Popular en la Historia de Venezuela", presentado en marzo en Caracas en la FILVEN. Ese texto puede ser consultado en nuestro blog (http://robertolopezsanchez.blogspot.com/2015/01/el-protagonismo-popular-en-la-historia.html).
Nuestra propuesta de 1997 defendía (y seguimos defendiendo) que en términos históricos no eran únicamente los mantuanos el grupo social que había formulado un proyecto nacional en la Venezuela de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. Los afrovenezolanos (pardos y negros esclavos, que constituían la gran mayoría de la población venezolana) formularon también su propio proyecto de país, y trataron de ejecutarlo mediante diversas insurrecciones, por cuenta propia o en alianzas con sectores de la población blanca propietaria (los comuneros de 1781, José Leonardo Chirinos en 1795, Francisco Javier Pirela en 1799), hasta llegar a su importante participación en el ejército comandado por Boves en 1813-1814[i]. Esta última insurrección y su triunfo efectivo contra las fuerzas patriotas a fines de 1814 obligó a Simón Bolívar a reformular el proyecto mantuano de independencia a partir de 1815[ii].
Nos permitimos citar el texto ya mencionado:
"El análisis historiográfico referente al período de crisis de la sociedad colonial y el proceso de independencia, hasta el presente ha dejado de lado la consideración de los objetivos que perseguían los sectores sociales desposeídos y oprimidos por el régimen colonial que imperaba en la América hispana. Las luchas de los esclavos, por ejemplo, han sido denominadas "guerra social", con la intención de escamotearle objetivos políticos a la misma, limitándola a un contenido puramente "reivindicativo".
"...se advierte claramente que los pardos y esclavos prosiguen sus luchas propias por el logro de reivindicaciones de carácter social, sin llegar a conjugarse con la lucha movida por los criollos" (Carrera Damas, 1991:54).
Este mismo historiador Germán Carrera Damas, plantea abiertamente sus "dudas sobre el alcance revolucionario de algunos de estos movimientos", y agrega "no conozco ninguna prueba documental directa del pensamiento, de los propósitos ni de los anhelos de los esclavos que participaban en los movimientos" (ob.cit., p.47). De esta forma, los historiadores se hacen eco de los mismos prejuicios que en la época colonial existían contra quien no fuera blanco e ilustrado.
Es evidente que entre la población esclava, por su nulo o escaso nivel de educación formal, y además por las herencias multiculturales traídas de África, la escritura no podía ser el medio fundamental para comunicarse entre sí y transmitir las ideas que promovían la insurgencia. Los objetivos de las insurrecciones de esclavos no pueden buscarse entonces en pretendidos documentos que muy probablemente nunca existieron; hay que analizar sus acciones, método mucho más eficaz, pues los hechos históricos deben juzgarse principalmente no por lo que los hombres dijeron de las mismas, sino por los hechos que llevaron a cabo.
Como planteó Carlos Marx en El dieciocho brumario de Luis Bonaparte:
"..así como en la vida privada se distingue entre lo que un hombre piensa y dice de sí mismo y lo que realmente es y hace, en las luchas históricas hay que distinguir todavía más entre las frases y las figuraciones de los partidos y su organismo efectivo y sus intereses efectivos, entre lo que se imaginan ser y lo que en realidad son" (Marx, 1951: 247).
Igual método debe aplicarse al analizar las luchas y conspiraciones de los pardos y de los blancos sin poder económico, y de manera general este mecanismo debería preponderar en todo análisis histórico.
Aunque la perspectiva histórica oficial ha colocado a toda la población no mantuana como carente de un proyecto propio de nación, distinto del enarbolado por los blancos criollos acaudalados durante el proceso de crisis de la sociedad colonial en Venezuela, lo cierto es que los afrovenezolanos, los indígenas, la población mestiza en general, y los blancos llamados de "orilla" figuraronn reiteradamente como actores de primer orden en las confrontaciones bélicas y conspiraciones que se suceden en Venezuela desde fines del siglo XVIII y hasta bien entrado el siglo XIX. La feliz culminación del proceso independentista sólo pudo ser posible cuando los mantuanos incorporaron a su programa político las reivindicaciones fundamentales de los sectores sociales que hoy podemos llamar "populares".
La independencia fue producto de una "alianza de clases" y sectores sociales, en la cual hubo ciertamente un sector hegemónico, los mantuanos, el cual sin embargo se debilitó considerablemente en el mismo proceso de la guerra emancipadora, viéndose obligados por las circunstancias a compartir su antigua hegemonía colonial con los nuevos sectores de blancos de orilla y mestizos que adquirieron poder por su actuación como militares patriotas.
"El equilibrio de las castas en Venezuela fue seriamente afectado por la tormenta revolucionaria, que hizo posible, aquí más que en otras partes, la emergencia de dirigentes de origen social muy bajo". (Halperin Donghi, 1972: 68).
En este proceso, cada grupo social luchó por llevar a cabo sus propios intereses, su propio proyecto de nación, estuviera o no plasmado en documentos escritos. No es un único proyecto nacional que comienza a perfilarse a partir de 1810-1811. Son diversas maneras de entender la sociedad, de concebir un nuevo orden social, de acuerdo a los intereses de cada grupo que estaba irreconciliablemente enfrentado a los otros (como el caso de la contradicción entre esclavistas y esclavos). Los historiadores han concebido hasta ahora que el único proyecto nacional viable era el que surgió de los blancos criollos acaudalados (los mantuanos). Si bien se reconoce el carácter autónomo de las luchas de los negros y mestizos, no se considera que una nación dirigida por los negros y/o los pardos pudo hacerse realidad en el transcurso de la crisis del colonialismo en Venezuela[iii].
Recordemos que la mayoría de la población era parda (50 %), contra apenas un 20 % de blancos, los cuales se subdividían en peninsulares, mantuanos y blancos de orilla (pobres). El resto de la población la conformaban los esclavos (15 %) y los indígenas (15 %) (Cardozo, 1986: 193). Los indígenas supervivientes, en su mayoría, no estaban integrados a la sociedad colonial ni existían mayores posibilidades de conocer su número exacto. La gran mayoría de la población la conformaban los mestizos (pardos), los negros esclavos y los negros libres. Junto a los blancos de orilla, terminaban significando una mayoría avasallante ante el escaso número de familias mantuanas. No obstante el poder socio-económico estaba en manos de esa minoría mantuana, que aspiraba a independizarse en lo político de la tutela colonial española.
Los blancos criollos que poseían el poder económico en la colonia (los "grandes cacaos") nunca consideraron que los negros y los pardos formaban parte de su proyecto republicano; la incorporación de los mismos al proyecto independentista se hizo por otras razones, y más de un lustro después de iniciada la guerra de independencia, como veremos más adelante. En cuanto a los sectores liberales y revolucionarios que siendo blancos no pertenecían a la aristocracia criolla, como Gual, España y Miranda, los mantuanos enfrentaron estas conspiraciones al lado de las fuerzas realistas, y una vez estallada la lucha independentista, permitieron la participación de los blancos de orilla siempre que estuvieran subordinados política y militarmente a su programa.
La insurrección de los afrovenezolanos encontró su mejor momento bajo la conducción del caudillo popular José Tomás Boves, el cual tenía como programa político el "armar a los esclavos contra sus amos"[iv]. La lucha popular encabezada por Boves no puede ser calificada de otra forma más que la reacción natural de los sectores oprimidos ante tres siglos de brutal explotación económica y abierta discriminación racial y social. El movimiento militar dirigido por Boves era más una lucha de clases que una defensa de la corona española[v]. En su ejército, calculado aproximadamente en unos diez mil hombres, la absoluta y abrumadora mayoría estaba compuesta por negros y mestizos, y los blancos no llegaban a representar el 1% de dicha fuerza militar.
El pueblo venezolano, en sentido estricto, estaba incorporado al ejército de Boves, y la labor histórica de este ejército popular fue mucho más allá de la defensa de los intereses de la corona española. Este último objetivo no pasaba de ser un eufemismo para un ejército que estaba liquidando físicamente a toda la población blanca de Venezuela[vi], y que en los hechos liquidaba también el fundamento del modo de producción esclavista que por trescientos años habían usufructuado los españoles en América. La acción triunfante de las fuerzas populares al mando de Boves estaba desestructurando todas las relaciones sociales sobre las cuales se había basado la dominación europea en el continente americano.
La conducta del ejército de Boves se repitió una y otra vez en 1813 y 1814. En cada población que era tomada, todos los blancos eran pasados a cuchillo, incluyendo a mujeres, niños y ancianos, profanando incluso los templos religiosos en donde éstos buscaban refugio. Esto ocurrió en Calabozo, en Ocumare del Tuy, en Valencia, en Aragua de Barcelona, en Cumaná, en Maturín. Esta conducta salvaje sólo puede explicarse si se considera el salvajismo que estaba implícito en el propio régimen esclavista colonial. La estrategia de aniquilación hacia la población blanca era una especie de venganza que implementaban los negros por los siglos de opresión que habían sufrido desde el mismo momento de su captura como esclavos en tierras africanas.
El avance del ejército de Boves generó el terror no sólo entre los blancos patriotas, sino incluso entre los propios españoles y otros europeos ubicados en el país, ante la amenaza real de un gobierno de los pardos y negros, al estilo del que se había impuesto en Haití. La Gaceta de Caracas, en su nº 69 del 23 de marzo de 1814, "pedía espantada que se comunicaran tales horrores a las Antillas inglesas, para que éstas prestasen ayuda y detuvieran la espantosa matanza, invocando el peligro que constituían para esas posesiones el ejemplo de los esclavos insubordinados" (Uslar, ob.cit. : 120). El propio Bolívar se dirigió al Ministro Británico de Relaciones Exteriores solicitando su ayuda, pues "el ejemplo fatal de los esclavos y el odio del hombre de color contra el blanco, promovido y fomentado por nuestros enemigos, va a contagiar a todas las colonias inglesas..." (Citado por Uslar, p.52)[vii].
La correspondencia de Martín Tovar Ponte con su esposa, citada por varios autores como Uslar Pietri (ob.cit., p.140-144), Brito Figueroa (ob.cit., p.338) y Carrera Damas (1986), es bastante elocuente del terror presente entre los mantuanos ante el avance de las fuerzas de Boves. Una de sus frases refleja fielmente la realidad que en esos momentos se vivía: "...Este país ya no lo compone nadie; yo creo que vamos a caer en manos de los negros"[viii].
Los ingleses también veían con profunda preocupación el avance de las fuerzas de Boves, como consta en la correspondencia cruzada entre varios británicos en el área del Caribe, la cual aparece publicada (en inglés) como apéndice en la mencionada obra de Juan Uslar Pietri.
"Como consecuencia del infame y feroz sistema de guerra adoptado por este comandante (Boves), consistente en liberar a los esclavos y permitirles a ellos y a las gentes de color que siguen sus banderas para que asesinen a la población blanca, y en muchos casos a mujeres y niños, si Caracas o La Guaira cayeran en sus manos, para las personas y propiedades británicas no habrá el menor respeto por sus existencias..." (original en inglés, traducción nuestra; p.208).
La obra de gobierno de Boves llevaba a cabo su política de igualdad social. Los zambos, negros y demás "gente de color" gobernaban de hecho; eran ellos los que ocupaban los mejores cargos, las más altas jerarquías militares y políticas, y merecían la confianza del caudillo (Vallenilla Lanz, 1994:123). La pirámide social se había invertido (Uslar, 1962: 164).
La campaña de Boves tuvo tan magníficos resultados en términos militares, que destrozó finalmente a todas las fuerzas patriotas y condujo a la pérdida de la Segunda República. El empuje decidido de los llaneros se convirtió en una herramienta mortífera en términos militares; la fuerza que le daba a las huestes de Boves el contenido igualitario de su ejército pudo más que el tesón de los patriotas radicales (como Bolívar y Ribas) que sin embargo no tenían el apoyo popular que acompañó al caudillo. Los efectos de su actuación contra los blancos implicaron el exterminio de gran parte de la clase dominante criolla, y de la población blanca en general.
Eventualidades del proceso histórico llevaron a que Boves muriera en la batalla de Urica, y a que posteriormente su ejército fuera desmantelado por el cuerpo expedicionario que encabezaba Pablo Morillo. Estas circunstancias salvaron a los mantuanos del colapso total, y Venezuela estuvo muy cerca de ser otro Haití[ix]. No pretendemos especular sobre si un eventual régimen encabezado por Boves hubiera encarnado realmente los intereses de las mayorías populares, representadas en los negros y los pardos; pero es obvio que los acontecimientos de 1814 casi liquidan totalmente el proyecto independentista mantuano, y si eso hubiera ocurrido, la historia de nuestra independencia hubiese sido otra, con protagonistas de colores "oscuros". La fuerza del movimiento social levantado por Boves echó las bases del igualitarismo social propio de nuestro país, pues los blancos criollos nunca recuperaron totalmente el control de la sociedad venezolana, como lo habían tenido durante el período colonial.
Sobre el liderazgo de Boves en esta guerra social también se ha discutido mucho entre los historiadores. A este respecto, nos ceñimos igualmente a los hechos, a su actuación como líder de un levantamiento de esclavos y desposeídos en general, en contra de los propietarios, los blancos criollos. Esa es la característica fundamental de la obra histórica de Boves. Su condición de realista era una necesidad práctica, pues el enemigo de clase, los mantuanos, enarbolaban la bandera de la independencia. Sin embargo, es de todos conocidos la insubordinación de Boves con respecto al Capitán General Cajigal, y su casi absoluta autonomía de mando en la guerra. La muerte prematura del caudillo dejó sin resolver ese conflicto que existía entre su bandera de lucha social y los intereses colonialistas del imperio español en América, intereses abiertamente contrapuestos y no conciliables en modo alguno.
Pese a haber triunfado militarmente sobre los blancos criollos, se puede hablar del fracaso de la insurrección esclava-mestiza liderizada por Boves, en el sentido de que una vez muerto su caudillo, la misma no tuvo continuidad. Pero sus efectos fueron devastadores para una clase mantuana que aspiraba a conquistar la independencia de España manteniendo todos los privilegios de los cuales gozaba durante el régimen colonial. Luego de 1814, los mestizos y los negros se convirtieron en actores sociales de relevancia fundamental, y no podían ser excluidos de los planes que se proponían conformar una nueva sociedad en territorio suramericano.
El cambio en la estrategia patriota, formulado por Bolívar en 1815-16, al incorporar a los esclavos, mestizos y blancos de orilla al proyecto independentista mantuano, fue la consecuencia más contundente de la insurrección esclavo-mestiza de 1812-1814.
A mediados de 1814, ya los patriotas comienzan a tomar algunas medidas, como lo confirma una correspondencia del gobernador inglés de Trinidad, publicada entre los apéndices de la obra ya citada de Uslar (p.210) : "Se dice que Santiago Mariño se ha retirado a Cumaná y a su paso a liberado a los esclavos de Barcelona, acciones similares han sido adoptadas en las cercanías de Caracas y La Guaira...Declaró que si fracasaba ahora, él organizaría un nuevo ejército liberando esclavos...".
En razón de ello, Bolívar, al invadir nuevamente a Venezuela en 1816, decreta la liberación de los esclavos. El mérito de Bolívar consiste precisamente en haber logrado atraer para su proyecto independentista a los sectores sociales mestizos y a los propios esclavos. Aunque esa estrategia no fuera desarrollada hasta sus últimas consecuencias, ni siquiera por el mismo Bolívar, tal como se demostró en los procesos que condujeron al fusilamiento de Manuel Piar, y luego del Almirante Padilla[x].
Somos de la opinión que los efectos traumáticos causados por la rebelión popular de 1814 en la estabilidad y coherencia de la élite dominante en Venezuela, no sólo llevaron a modificar el proyecto mantuano de independencia y se siguieron manifestando a lo largo del siglo XIX, sino que sus repercusiones aún se proyectan hacia el proceso histórico contemporáneo. En el recelo de la burguesía venezolana hacia Chávez, fiel exponente del mayoritario mestizaje venezolano y de las tradiciones insurrectas que forman parte inseparable de nuestra historia, y en el enorme apoyo popular del cual goza el actual presidente, están intentando saldarse unas viejas deudas que quedaron sin resolver en 1814 y en 1860 (cuando fue asesinado Ezequiel Zamora).
La causa de que los negros no hayan podido continuar con sus planes de exterminio hacia los blancos una vez muerto Boves hay que ubicarla en la inexistencia de otros líderes que, como él, levantaran con firmeza la bandera del igualitarismo social. Buscar las razones de esta falta de líderes entre los negros y pardos es propio de la especulación, pero es indudablemente cierto que de haberse presentado en Venezuela personajes como Toussaint L’Overture, Jean Jacques Dessalines, Henri Cristophe y Alejandro Petión, los cuales dirigieron la independencia de Haití, otra hubiera sido la historia de nuestra independencia.
Otro elemento a considerar es los cambios en la situación del país luego de la Batalla de Urica. Los temores españoles con respecto a Boves llevaron al Rey a decidir que la expedición militar originalmente planificada contra los patriotas de la Argentina fuera enviada hacia Venezuela. Pablo Morillo desembarcó en Margarita a principios de 1815, al frente de un ejército regular de 11.000 a 15.000 hombres, todos peninsulares (y blancos), con la misión de controlar las desatadas fuerzas sociales que había movilizado Boves en su campaña, y terminar de pacificar al país. De esta forma, el ejército realista pasó a estar dirigido por blancos, que sustituyeron progresivamente a toda la oficialidad parda y negra que había luchado junto a Boves (muchos de estos oficiales fueron detenidos y enviados a España). Así concluía la guerra de exterminio contra los blancos, y las reivindicaciones de los negros y pardos de las huestes de Boves quedaron excluidas de los proyectos del nuevo ejército realista. Esto facilitó los planes patriotas para atraer a sus filas a los negros y mestizos.
Los valerosos llaneros que al mando de Páez decidieron en 1821 la suerte de la guerra de independencia, eran en su gran mayoría los mismos que años antes habían luchado bajo las órdenes de Boves y bajo la bandera del Rey español. Sus anhelos seguían siendo los mismos: alcanzar la libertad y la igualdad."
Por todo lo anterior se puede decir que era un imperativo de nuestro proceso histórico el que personajes como Pedro Camejo estuvieran en el Panteón Nacional. Como bien dijo en 1825 el embajador de Estados Unidos en Madrid refiriéndose al Libertador: "Bolívar es un peligroso radical al frente de un ejército de negros". Ese ejército que expulsó al ejército español del continente suramericano, que lo derrotó en una sucesión de batallas hasta pulverizar los batallones profesionales que habían desembarcado con Morillo en 1815, el mismo ejército de las 14 cargas de caballería consecutivas ejecutadas en Mucuritas, el glorioso ejército venezolano que venció en Boyacá, en Carabobo, en Pichincha, en Bomboná, en Junin, en Ayacucho. Una fuerza militar genuinamente popular, producto de una alianza social concebida por Bolívar y que después fuera traicionada por Páez y el mantuanaje caraqueño.
La entrada de Pedro Camejo en el Panteón Nacional no es un simple símbolo del pasado. Es una realidad viva y presente, es expresión de una lucha de clases que se continúa desarrollando en pleno siglo XXI. Nos recuerda la traición siempre presente en los procesos revolucionarios que desde la independencia se han desarrollado en el país. La misma traición que explica que sea ahora, luego de casi 200 años de haber caído combatiendo por la liberación de Venezuela, que se le rindan honores a Pedro Camejo.
Pedro Camejo en el Panteón no es sólo ni principalmente una cuestión de justicia en términos raciales. Su significado es de clase, sobre todo. Pedro Camejo es el pueblo en armas, el pueblo revolucionario, el pueblo que no acepta traiciones ni desviaciones del programa originalmente planteado. El pueblo que desinteresadamente ofrenda su vida por la causa nacional y popular, y que no espera en modo alguno que sus dirigentes terminen corrompiéndose y vendiéndose al imperialismo (como en su momento lo hicieran otros jefes revolucionarios como Páez, Guzmán, Gómez y Betancourt).
Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 26 de junio de 2015


[i] Se puede leer el libro de Juan Uslar Pietri, que Chávez recomendara ampliamente y que ha sido publicado por el Ministerio de Cultura "La rebelión popular de 1814".
[ii] En la película "Bolívar el hombre de las dificultades" aparece muy bien planteado ese cambio de estrategia que impulsara Bolívar como fundamento de la nueva ofensiva patriota que se concretó en la Expedición de Los Cayos, en 816.
[iii] Como ocurrió en Haití, que es la demostración histórica más contundente de esa posibilidad.
[iv] Capitán Wawell. Memorias de un oficial de la Legión Británica. Biblioteca Ayacucho. Madrid. 1917. p.57. (Uslar, 1962 : 93).
[v] "Boves y Rosete tenían bajo sus órdenes al menos siete u ocho mil hombres, dentro de los cuales no había más de cincuenta blancos o españoles europeos, y mil de color libres ; el resto era de esclavos, de negros y de zambos" William Robinson . Remarques sur les Désastres des Provinces de Caracas. París. 1817.p.175. (Uslar,1962 : 97). Para 1812, Andrés Bello, Luis López Méndez y Manuel Palacio Fajardo calcularon la presencia de 62.000 esclavos en Venezuela ; citado por Rodríguez Lorenzo, ob.cit., p.55.
[vi] Memorial presentado al Rey por el Pbro. don José Ambrosio Llamozas, Vicario General del Ejército de Barlovento, en las provincias de Venezuela. 31 de julio de 1815. Boletín de la Academia de la Historia. Nº 71. p.578. "El comandante General Boves desde el principio de la campaña manifestó el sistema que había propuesto y del cual jamás se separó: ...la destrucción de todos los blancos, conservando y halagando a las demás castas... repartiendo las casas y los bienes de los muertos y desterrados entre los pardos y dándoles papeletas de propiedad".p.225. Pablo Morillo afirma : "La mortandad y la desolación que una guerra tan cruel ha ocasionado va disminuyendo... la raza de los blancos, y casi no se ven sino gentes de color, enemigos de aquellos, quienes ya han intentado acabar con todos" (citado por Uslar, p.192). Llamozas dice: "A consecuencia de este sistema (la táctica de Boves) han desaparecido los blancos; en Cumaná sólo han quedado cinco u ocho del país" (p.101).
[vii] Simón Bolívar. Obras Completas. Tomo 1. Edit. Lex. La Habana. 1947. p.98. (Uslar, ob.cit. : 138).
[viii] Boletín de la Academia de la Historia. nº 70. pp. 385 a 423. (Uslar, ob.cit., p.143).
[ix] País que conquistó su independencia mediante una insurrección de esclavos y mestizos, y donde toda la población blanca fue exterminada.
[x] Sin embargo Bolívar se arrepintió del fusilamiento de ambos, reconociendo que había influido en esa decisión su condición de mestizos, y reconociendo al mismo tiempo que no fusiló a Santander por el hecho de ser blanco y miembro de la oligarquía. "Ya estoy arrepentido de la muerte de Piar, de Padilla y de los demás que han perecido por la misma causa; en adelante no habrá más justicia para castigar el más feroz asesino, porque la vida de Santander es el pendón de las impunidades más escandalosas" (Carta a Páez). "Lo que más me atormenta es el justo clamor con que se quejarán los de la clase de Piar y de Padilla. Dirán, con sobrada justicia, que yo no he sido débil sino a favor de ese infame blanco, que no tenía los servicios de aquellos famosos servidores de la patria" (Carta a Briceño Méndez). Podemos comentar aquí que la interpretación que hizo Hugo Chávez del fusilamiento de Piar se distancia de estas reflexiones de Bolívar, al justificarlo para evitar la "anarquía" (en el discurso dado en Ciudad Bolívar con motivo de la visita de Fidel Castro, en agosto/2001). Nosotros opinamos que el fusilamiento de Piar y de Padilla forma parte de los actos más negativos de la vida de Bolívar, junto a la entrega de Miranda ante los españoles, y el asesinato de los presos españoles antes que Boves ocupara Caracas en 1814.
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domingo, 14 de junio de 2015

CONTROL OBRERO Y  CONSEJOS DE TRABAJADORES, NUEVAS FORMAS DE GESTIÓN PRODUCTIVA
Roberto López Sánchez[1]. Carmen Alicia Hernández Rodríguez[2]
Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela.
Resumen
El trabajo analiza las experiencias de Control Obrero y Consejos de Trabajadores entre 1999 y 2015. Se realizaron entrevistas a personajes clave, referencias hemerográficas, bibliográficas y de internet. Se analizan sus características, así como las diferencias entre estas nuevas experiencias y las formaciones sindicales tradicionales. Es considerada igualmente la Ley Orgánica del Trabajo, aprobada en 2012. Se concluye que durante el proceso bolivariano se han constituido nuevos escenarios de participación obrera en la gestión de la actividad productiva,  que junto a la nueva LOTTT significan un desarrollo progresivo tanto del movimiento de trabajadores como de la propia legislación laboral venezolana, que apuntan a una visión crítica del desarrollo organizacional.

Palabras clave: control obrero, consejos de trabajadores, nueva LOTTT.

Summary
The paper analyzes the experiences of workers 'control and Workers' Councils between 1999 and 2015 interviews with key characters, hemerográficas, bibliographical and internet references were made. Their characteristics are analyzed and the differences between these new experiences and traditional union formations. It is also considered the Labour Act, passed in 2012. It is concluded that during the Bolivarian process have become new scenarios of worker participation in management of productive activity, which together with the new LOTTT mean a progressive development of both movement Venezuelan workers and labor law itself, pointing to a critical view of organizational development.

Keywords: workers 'control, workers' councils, new LOTTT.


  1. INTRODUCCIÓN

El control obrero surgió como consigna de acción de los trabajadores venezolanos durante el paro petrolero-patronal ocurrido en 2002-2003. Ante la paralización y el abandono por los patronos de numerosas empresas, el movimiento obrero lanzó las consignas de “fábrica parada, fábrica ocupada” y de “control por los trabajadores de la actividad productiva”, lineamientos que comenzaron a desarrollarse de manera espontánea, al producirse la ocupación por sus trabajadores de numerosas empresas que habían parado su actividad, como ocurrió en Venepal (Carabobo), Venezolana de Válvulas (Los Teques), Textiles Fénix (Guárico), Perfumes Cristine-Carol (Caracas), y otras. Pero fue sólo a partir de 2004, cuando el presidente Chávez ordenó la expropiación de Venepal, que el control obrero comenzó a ser considerado como política del estado venezolano. No obstante, no fue sino hasta 2009, luego de la renacionalización de Sidor ocurrida en 2008, cuando el control obrero fue incluido como lineamiento principal de gobierno en lo que se conoció como Plan Guayana Socialista.

En mayo de 2009 se realizó en Ciudad Guayana el Encuentro de los Trabajadores de las Industrias Básicas de Guayana, en el cual se contó con la participación del presidente Hugo Chávez. Allí se aprobó el Plan Guayana Socialista 2009-2019, el cual sólo se comenzó a ejecutarse al año siguiente, por la resistencia de las gerencias burocráticas enquistadas en las empresas básicas propiedad del estado venezolano. Con la designación por parte de las asambleas de trabajadores de los nuevos presidentes y juntas directivas de dichas empresas, hecho ocurrido a comienzos del 2010, se reimpulsó el plan inicial que se dio en llamar Control Obrero.

El Control Obrero se concibió como un mecanismo que permitiera avanzar hacia la construcción de un nuevo modelo productivo socialista, contemplado en el Plan Nacional Simón Bolívar 2007-2013. Para ello se elaboró durante 2009 un Plan de Desarrollo denominado “Plan Guayana Socialista 2019”, contando con la participación de trabajadores de las empresas básicas que habían sido electos por las asambleas de las distintas fábricas estatales de la región (Adarfio, 2011: 51). Dicho plan definió varios lineamientos estratégicos propuestos y aprobados por los trabajadores (Marea Socialista, 2014):

  • Control inmediato de la producción y administración de las empresas bajo la figura del control obrero y los consejos de trabajadores, con la participación y protagonismo directo de trabajadoras y trabajadores.
  • Instalación y desarrollo de la contraloría social, la rendición de cuentas y el presupuesto participativo con la participación de las comunidades organizadas.
  • Desarrollo de la investigación y formación integral (tecnológica y político-ideológica).
  • Creación de la Corporación del Hierro-Acero y de la Corporación del Aluminio para unificar todos los procesos productivos de nuestras empresas.
  • Dejar de ser exportadores de materia prima, para garantizar el suministro de aluminio y hierro primario a las empresas  que conforman la Corporación del Aluminio y del Hierro-Acero e impulsar otras transformadoras del Estado aguas abajo, con el objetivo de resolver las necesidades básicas de la población venezolana; como también para la cooperación con los países del ALBA y gobiernos aliados.
  • Garantizar la estabilidad laboral de los trabajadores y trabajadoras.
  • Inyección de recursos financieros, para la estabilidad operativa de las plantas, bajo el control obrero.
  • Humanizar los puestos de trabajo, mejorando las condiciones laborales y ambientales.
  • Construcción y desarrollo de plantas productoras de insumos, en el país (coque y cal), que garanticen el suministro necesario para la elaboración de hierro, acero  y aluminio primario.
  • Instalación y desarrollo de EPS (laminados, extrusoras, etc.) para la transformación del aluminio primario y del hierro-acero en productos del sector automotriz, vivienda, línea del hogar, farmacéutico, aeronáutico, deportivo, militar, etc. Con el objetivo de satisfacer necesidades de la población y la generación de empleos.
  • Nacionalizar el transporte fluvial de alumina desde los Pijiguaos. También Sural y CTA.
  • Propuesta progresiva para eliminar la tercerización. Pago de los pasivos laborales.
El impulso de esta política de Control Obrero Socialista tenía por objetivo lograr el ejercicio pleno de la democracia participativa y protagónica por parte de los trabajadores, dentro y fuera de la fábrica. Como instrumento organizativo de esta política se plantearon los Consejos de Trabajadores, para romper con la división capitalista que agrupa por separado a los trabajadores en mecánicos, electricistas, lubricadores, instrumentistas y operadores por gerencia, pasando a la democracia directa que junte a la militancia revolucionaria en el debate y la acción política (Adarfio, 2011: 52).

Para Carlos Carcione, esta experiencia de Control Obrero constituyó un experimento colosal en la batalla de los trabajadores por reemplazar el actual Estado Burgués por un nuevo Estado de transición al socialismo, que no debía repetir los errores fatales de la experiencia soviética.  La lucha de los trabajadores por el control obrero generaría la convicción de que se hace necesario construir un régimen político esencialmente diferente al actual, que acabe con la propiedad privada de los medios de producción y las relaciones de producción capitalistas, y liquide al viejo Estado Burgués para construir un nuevo Estado de transición al Socialismo (Carcione, 2010: 70).

2. ¿QUÉ ES EL CONTROL OBRERO?.

Según Stalin Pérez Borges[3], el control obrero es la participación directa y el control social de los trabajadores sobre los procesos productivos y administrativos en sus centros de trabajo. Implica el ejercicio por parte de los trabajadores de la dirección sobre las actividades productivas, administrativas, económicas, contractuales, de seguridad e higiene, ambientales, sociales, culturales y hasta militares (Pérez Borges, 2012). El propósito del control obrero es crear nuevas relaciones sociales de producción, eliminando la división social del trabajo con sus estructuras jerárquicas sobre las que se soporta la explotación y alienación de los trabajadores. Con la implementación del control obrero se busca mejorar las condiciones de trabajo y desarrollar el proceso productivo para garantizar la satisfacción de las necesidades sociales de los trabajadores, sus familias y toda la sociedad.

Las funciones del control obrero se deben centralizar en cada empresa, según Pérez Borges, en un Consejo General de Gestión del Control Obrero, en donde haya representantes electos de todos los organismos creados en la respectiva empresa, como mesas técnicas, comités de base, comisiones de trabajo, etc. La asamblea de trabajadores debe convocarse en forma regular y permanente como la máxima instancia decisoria de los trabajadores de cada empresa.

El Colectivo “Areópago”[4] publicaba en 2008 su concepto sobre el Control Obrero de la Producción (Areópago, 2008: 15). Consideraban que el control de la producción es una necesidad de los trabajadores para “pasar a ejercer una influencia determinante en todas las fases del proceso productivo”, es decir, en la planificación, gestión y administración de la producción. Para ello proponían que previamente se debían crear las condiciones políticas para que los trabajadores respalden y se conviertan en los principales impulsores del control obrero. Este objetivo se podía lograr mediante la propaganda pública realizada por dirigentes obreros de reconocido prestigio, pues de lo contrario se corría el riesgo de que la propuesta cayera en el vacío o se viera simplemente como algo para ejecutar burocráticamente.

El Encuentro Nacional de Control Obrero realizado en SIDOR en mayo de 2011 puntualizó una serie de criterios sobre el control obrero y su desarrollo en el marco de la revolución bolivariana (Control Obrero, 2011: 186):

·         Reconoce la existencia de un Estado Burgués, donde la burocracia excesiva y con tinte reformista ha venido jugando un papel de contención del avance revolucionario. Esta burocracia viene actuando como obstáculo en la organización del control obrero.
·         Se identifica la contradicción capital-trabajo como aspecto que caracteriza el actual sistema. El enemigo principal del control obrero es el capitalismo y la burocracia.
·         Se cuestiona la División Social del Trabajo impuesta por el sistema capitalista. Se deben promover estructuras organizativas horizontales, para disminuir los niveles jerárquicos.
·         El control obrero no debe encasillarse al control por parte de los trabajadores de una determinada unidad productiva, sino que debe apuntar al desarrollo del control social que debe ejercer el pueblo organizado para construir el nuevo poder, para construir el poder popular. Debemos hablar de control obrero y comunal.
·         Se identifica como aspecto central para la elevación de la conciencia la formación de los cuadros y la formación en general.
·         Se plantea la conformación de las milicias obreras de defensa y avance.
·         Se reivindica la necesidad de la planificación socialista como premisa de un nuevo modelo productivo en fase incipiente de construcción.
·         No debe haber contradicciones entre los sindicatos y los consejos de trabajadores. Se reivindica la vigencia de los sindicatos.
·         La gerencia de las empresas deben ser electas por los trabajadores.
·         Reconocimiento a las asambleas de trabajadores como mecanismo fundamental para ejercer la participación protagónica en el control obrero. Revocatoria de cargos en todos los niveles organizativos.
·         El control obrero debe avanzar a la modificación de las relaciones de producción.
·         Los Consejos de Trabajadores constituyen el instrumento fundamental para el control obrero.
·         Distribución equitativa de los excedentes económicos provenientes del proceso productivo anual.
·         Proponen crear un Consejo de Planificación de la Economía Nacional desde la clase trabajadora.
·         Actualmente el modelo de gestión de las empresas “socialistas” reproduce la dominación capitalista.

Este primer encuentro nacional por el control obrero tuvo como consigna principal “Ni capitalistas ni burócratas, todo el poder para los trabajadores”, y “La emancipación de la clase obrera es obra de la clase obrera misma”. Por una parte, identificaban que la lucha por transformar las relaciones de producción capitalistas enfrenta a la clase trabajadora contra la clase capitalista (burguesa), pero al mismo tiempo contra la burocracia del estado que se resiste a los cambios y que actúa como representante insospechado de esos mismos intereses burgueses. La segunda consigna repite una vez más la idea formulada por Marx en 1864 al fundar la Primera Internacional Comunista, que resume el concepto de autonomía del movimiento de trabajadores ante los patronos, el estado y los partidos.

3. LOS CONSEJOS DE TRABAJADORES EN EL PROCESO BOLIVARIANO.

Para los integrantes de la Corriente Marxista Revolucionaria (CMR) los Consejos de Fábrica revisten importancia por:
  1. Ponen en práctica la democracia directa entre los trabajadores, que se concreta en la elección de los delegados y representantes obreros.
  2. Se cumple el principio de revocabilidad del mandato, mediante las asambleas de trabajadores de la empresa respectiva.
  3. Se proponen superar la división social del trabajo existente entre empleados y obreros, entre sindicalizados y no sindicalizados, entre trabajadores manuales y trabajadores intelectuales.
  4. Permite que la dirección de la lucha obrera se ubique en la fábrica misma.
  5. Intentan demostrar que es posible prescindir de los capitalistas propietarios de los medios de producción para llevar a cabo la gestión directa de las fábricas (Cormenzana, 2009: 188).

El ensayo más significativo (por el tamaño de la empresa) por la constitución de los Consejos de Trabajadores se desarrolló a partir de 2005 a raíz de la designación de Carlos Lanz Rodríguez como Presidente de ALCASA (Aluminios del Caroní, S.A., principal fábrica de aluminio en Guayana). La conformación del Consejo de Fábrica en ALCASA se desarrolló bajo estas premisas (Lanz, 2007):

1.      La organización, funcionamiento y acción del Consejo Fábrica se rige conforme a los principios de corresponsabilidad, cogestión, autogestión, cooperación, solidaridad, transparencia, rendición de cuentas.
2.      En el Consejo de Fábrica se concreta tanto la democracia política como la democracia económica. El consejo de fábrica coloca la economía al servicio del hombre, rompiendo con la lógica mercantil, ya que no se trata del afán de lucro y la máxima ganancia como móvil de la producción, sino la satisfacción de necesidades colectivas.
3.      El Consejo de Fábrica asume también como tarea la superación del trabajo alienado que surge en el régimen de producción capitalista, donde el trabajador está separado y enfrentado con los medios de producción, pero también con sus productos convertidos en mercancías.
4.      En el Consejo de Fábrica, al dirigirse a superar las relaciones de producción capitalistas, se plantea la abolición de la jerarquía y el despotismo de fábrica, colocando en cuestión a la división social del trabajo, es decir, la separación entre el trabajo manual e intelectual, la cual es una de las principales relaciones de dominación que se coloca en entredicho a través del ejercicio de la democracia de los trabajadores:
·         Crítica al monopolio y la jerarquía del saber, que se materializa en la expertocracia o en las modalidades tecnocráticas.
·         Cuestionamientos a la fragmentación del saber que surge de la especialización.
·         Darle dignidad teórica al trabajo manual, reivindicando el saber popular, propugnando el diálogo de saberes.
·         Asumir la democratización del saber y el pensar con cabeza propia, como requisitos básicos de la democracia en la fábrica.
·         Abolición de los secretos tecnológicos, apertura de los libros de contabilidad, humanización de las jornadas y puestos de trabajo.
·         Conocimiento de la relación salarial, la seguridad y la salud ocupacional
5.      La delegación y descentralización de la capacidad de decisión y de las funciones, concretado en un nuevo modelo de gestión que forma parte de la profilaxis antiburocrática, la cual está signada por:
·        La democratización del saber y el diálogo permanente.
·        La transparencia informativa y libre acceso a los documentos restringidos.
·        El trabajo en equipo y colegiación de las decisiones.
·        La delegación de funciones para aplanar las estructuras gerenciales.
·        La simplificación de trámites y combate a la cultura del papeleo.
6. En el Consejo de Fábrica, se elabora el presupuesto participativo, donde se materializa los diversos puntos de vista sobre los problemas a resolver, iniciativas de cambio, aportes e innovaciones del colectivo:
a)      Se trata de que los trabajadores, participen en los debates y consultas sobre ingresos y gastos, naturaleza de las inversiones y áreas prioritarias en la empresa.
b)      Promueve el combate de la burocracia, permite evaluar la maquinaria administrativa, ubicando sus principales fallas: papeleo, recaudos inútiles, pasos innecesarios.
c)      Favorece también el combate a la corrupción, ya que la participación del conjunto de los obreros y empleados de la empresa neutraliza el clientelismo, el tráfico de influencia en los cupos, licitaciones, compras o inversiones.
d)     Genera condiciones propicias para el seguimiento y control de gestión.
e)      El presupuesto participativo permite combatir la parcelación y fragmentación del conocimiento.
7. La producción no se rige por el mercado, sino que es regulada conscientemente por los trabajadores, en función de necesidades colectivas. El ejercicio de la democracia participativa y protagónica, los mecanismos de contraloría social, exigen también de una planificación participativa en el proceso económico-social.
8. Reparto equitativo de los excedentes de la producción como esfuerzo colectivo.. Las formas de distribución del excedente, que no persigue la apropiación individual del trabajo ajeno o la acumulación de capital, se guía por principios de solidaridad, equidad y cooperación. En tal sentido, en el Consejo de Fábrica los excedentes se reparten en una serie de fondos:
·         Un fondo de carácter social, dirigido a devolverle a la sociedad en su conjunto, parte de la riqueza generada por el trabajo colectivo. Con estos aportes se apoyan las EPS, Cooperativas y Nudes, igualmente las misiones educativas, planes de vivienda y desarrollo territorial
·         Otro fondo dirigido a cubrir gastos asociados a deudas, compras de equipos y materias prima.
·         Un tercer fondo para la seguridad social y la remuneración básica de los trabajadores.
·         Y finalmente, un fondo rotatorio para las contingencias.
9. La contraloría social es ejercida por los trabajadores a través de organismos específicos y tiene como objetivo:
a)      Dar seguimiento al funcionamiento del Consejo de Fábrica en su conjunto.
b)      Promover una práctica permanente de vigilancia y control de la administración en la empresa. Ejercer el control en la ejecución del plan estratégico de la empresa y los diversos programas y proyectos.

Quienes defienden la existencia de los Consejos de Fábrica o Consejos de Trabajadores consideran que son la mejor escuela de formación para que la clase trabajadora conozca todos los aspectos referentes a la planificación y administración de la actividad productiva, y que sirven de aprendizaje para poder asumir la conducción del Estado.

Intentando asumir una perspectiva más societaria, proponen que en los Consejos de Fábrica participen delegados de los Consejos Comunales y Comunas cercanas geográficamente a las empresas, y que en estas mismas Comunas y Consejos Comunales existan representantes de las fábricas existentes en su territorio. De igual forma, en los Consejos de Fábrica también deberían existir delegados de otras empresas cercanas cuya gestión esté conducida por sus trabajadores.

4. LAS CONTRADICCIONES ENTRE LOS SINDICATOS Y LOS CONSEJOS DE TRABAJADORES.

Con el surgimiento de los Consejos de Trabajadores en distintas fábricas del país, y la propuesta realizada por diversas corrientes políticas para que los Consejos de Fábrica se constituyeran en el fundamento de la política por el Control Obrero de la Producción, otros sectores del movimiento de trabajadores formularon sus discrepancias hacia estas propuestas y reivindicaron la figura del Sindicato como organismo principal de las luchas obreras. Entre los sectores de la oposición política al gobierno bolivariano, estas críticas favorecieron en 2011 la creación del FADESS (Frente Amplio de Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato), que todavía existe y continua nucleando a los sectores sindicales que más activamente se oponen a las políticas laborales del gobierno bolivariano.

Tendencias bolivarianas como Marea Socialista, Colectivo de Trabajadores en Revolución (CTR), PCV (Partido Comunista de Venezuela) y CMR (Corriente Marxista Revolucionaria) consideran la existencia dual de los Consejos de Fábrica y de los Sindicatos. Otros sectores bolivarianos, como es el caso de la FSBT (Fuerza Socialista Bolivariana de Trabajadores, corriente sindical muy vinculada al aparato de gobierno y al propio Nicolás Maduro), no promueven abiertamente al Control Obrero ni han organizado hasta ahora Consejos de Trabajadores en las empresas en donde tienen influencia; pero sus críticas hacia el Control Obrero y los Consejos de Trabajadores no llegan al nivel de cuestionamiento que ha realizado el FADESS.

El Partido Comunista de Venezuela (PCV) sostiene que los Consejos Socialistas de Trabajadores “no sustituirán ni desplazarán a las organizaciones sindicales”. Considera que “ambos instrumentos tienen propósitos y funciones diferentes” y que en su accionar pueden apoyarse mutuamente (Tribuna Popular, 2009: 4).

Para los activistas de la Corriente Marxista Revolucionaria (CMR), los sindicatos no han dejado de ser útiles como instrumento de lucha de los trabajadores para defender sus intereses. Rememorando a Gramsci, consideran que los sindicatos cumplen un papel de resistencia al capitalismo, mientras la burguesía controle el Estado y los medios de producción. En la actual etapa del proceso bolivariano, consideran que se desarrollan simultáneamente una lucha contra el capitalismo y una lucha contra la burocracia que dirige el Estado. En este contexto, ambas formas de organización, sindicatos y consejos de fábrica, son necesarias para desarrollar las luchas de los trabajadores (Cormenzana, 2009: 208).

Marea Socialista sostiene posiciones parecidas al afirmar que los sindicatos y los consejos de trabajadores se complementan. Para esta tendencia, los sindicatos estarán vigentes mientras “haya venta de la fuerza de trabajo, mientras haya salario, mientras exista explotación y alienación” (Pérez Borges, 2011: 89). Consideran a la vez que los Consejos de Trabajadores son los nuevos organismos autónomos de la clase obrera, destinados a promover el Control Obrero y la lucha por el nuevo modelo productivo socialista.

En el campo de la oposición a Chávez, dirigentes como Orlando Chirino denunciaron la figura de los Consejos de Trabajadores como un ardid del gobierno para desconocer los derechos laborales y debilitar la acción de los sindicatos. Pero hasta 2007, el mismo dirigente opinaba favorablemente hacia estos consejos laborales, y los entendía “como parte de un nuevo parlamento popular”, junto a otras formas de organización similares como los Consejos Comunales (Chirino, 2007).

Pero en 2012, Chirino había cambiado su opinión sobre los consejos de trabajadores, de la misma forma en que cambió su respaldo al gobierno para ubicarse en las filas de la oposición. Como representante del FADESS, sostiene que “el objetivo político fundamental del chavismo es imponer los consejos de trabajadores… para mutilar los sindicatos”.  Para él se trata de una intromisión y de un abuso de poder, porque son los trabajadores quienes deben decidir soberanamente cómo se organizan. Y esos consejos vienen impuestos por los poderes constituidos, son un arma política como lo son los consejos comunales (Chirino, 2012).

5. LA NUEVA LEY ORGÁNICA DEL TRABAJO, LAS TRABAJADORAS Y LOS TRABAJADORES (LOTTT).

El 30 de abril de 2012 el fallecido presidente Chávez promulgó la nueva LOTTT, y al día siguiente, la movilización bolivariana del 1º de mayo sacó a la calle a unas 400.000 personas en Caracas, además de otras movilizaciones en varias ciudades del país (Maracaibo, Ciudad Guayana), demostrando el enorme respaldo de los trabajadores y todo el pueblo a la ley como tal y de manera general a la política laboral del gobierno bolivariano (Vargas, 2012).

La aprobación de la LOTTT puede decirse que fue producto de varias circunstancias presentes en el momento político que se configura en los años recientes:
·         La presión ejercida por la UNETE y otros sectores sindicales, que realizaron numerosas marchas y peticiones entre 2009 y 2011 exigiendo a la Asamblea Nacional el debate y aprobación de la Ley del Trabajo tal como lo ordenaba la Constitución de 1999 (Rincón, 2012).
·         La necesidad de consolidar la creación de la nueva central obrera (la CSBT) implicaba utilizar una especie de “oferta política” que agrupara a los trabajadores, y para ello se recurrió a la aprobación de la LOTTT (Carcione, 2012).
·         La campaña electoral presidencial de 2012, que se complicaba a partir de la enfermedad del presidente Chávez desde junio de 2011. Esto parece haber impulsado al gobierno a radicalizar su política laboral como mecanismo de garantizar un elevado respaldo electoral entre los trabajadores.
·         La no existencia de contradicciones de fondo entre la política general desarrollada por el gobierno bolivariano y lo aprobado en la nueva LOTTT. El gobierno de Chávez fue más keynesiano que socialista, pero también más defensor del Estado de Bienestar que del Modelo Neoliberal. Las reformas incluidas en la nueva ley del trabajo se orientan más hacia lo que fueron las conquistas laborales del Estado de Bienestar, aunque ese modelo actualmente no sea suscrito por el capital internacional.

Entre los aspectos que más destacan de la nueva LOTTT, mencionamos:
·        Se revierte la reforma legislativa de 1997, al restablecer el cálculo en base al último salario para cancelar las prestaciones de antigüedad a los trabajadores (art. 142).
·        Se recupera igualmente el pago doble de prestaciones por despidos injustificados, que también había sido eliminado en la reforma del 97 (art. 92, 141 y 142).
·        Inamovilidad de dos años a la trabajadora después del parto.
·        Inamovilidad de dos años al padre trabajador después del parto.
·        Descanso pre y postnatal: 6 semanas antes del parto y 20 semanas después del parto.
·        Guarderías: Desde los 3 meses hasta los 6 años. Pago de matrícula y mensualidades por el patrono.
·        Jornada laboral de 5 días a la semana, dos días de descanso continuos y remunerados. Jornada diurna de 8 horas diarias y 40 horas semanales (antes eran 44 horas semanales, y un solo día de descanso oficial).
·        Nuevos días feriados: Lunes y Martes de carnaval, 24 y 31 de diciembre.
·        Bono vacacional: 15 días de salario normal más 1 día por cada año de servicio, hasta 30 días (antes eran 7 días de salario hasta 21).
·        Bonificación de fin de año: 30 días de salario (antes eran 15 días de salario).
·        Los reclamos por prestaciones sociales prescribirán a los 10 años (antes era 1 año). El resto de reclamos laborales prescribirán a los 5 años (antes era un año).
·        Queda prohibida la tercerización. En un lapso no mayor de 3 años los patronos se ajustarán a ella, incorporando a la nómina a los trabajadores tercerizados.
·        Las garantías a la estabilidad laboral (art. 86 y 87).
·        La pena de prisión de 6 a 15 meses ante el desacato de una orden judicial de reenganche (art. 89).
·        Son incorporados los Consejos de Trabajadoras y Trabajadores como expresión del Poder Popular para la participación protagónica en el proceso social de trabajo (art. 497). Las características de estos Consejos son remitidas a leyes especiales.
·        La ley establece que los consejos de trabajadores y las organizaciones sindicales deben coordinar y complementar sus actividades. Los Consejos de Trabajadores tendrán atribuciones propias, distintas a los sindicatos (art. 498).

En aspectos como el pago de las prestaciones de antigüedad, los reposos por gravidez y la estabilidad, esta nueva LOTTT se coloca al frente de las legislaciones laborales en América Latina, superando a países como Argentina (Carcione, 2012).

Los aspectos positivos de la ley inciden principalmente en los trabajadores no sindicalizados o que no gozan de contrataciones colectivas. Para los trabajadores que forman parte de la administración pública o de sectores laborales regulados por contrataciones colectivas, la mayoría de las reivindicaciones contempladas en la ley ya habían sido superadas desde décadas anteriores. Pero se debe tomar en cuenta que un porcentaje mayoritario de los trabajadores venezolanos no está sindicalizado o no está amparado en contratos colectivos.

De manera general constituye una ley progresiva, que va en contra del capital mundial, y que destaca más aún por el contexto de paquetes neoliberales, que acentúan las políticas de flexibilización laboral, que se vienen implementando tanto en la Unión Europea como en los Estados Unidos (Carcione, 2012) (Salcedo, 2012).

Algunos sectores sindicales ubicados en el campo bolivariano han expresado objeciones hacia aspectos contemplados en la LOTTT. Es el caso de Pedro Eusse (miembro de UNETE y representante de la Corriente Cruz Villegas, vinculada al PCV), quien cuestiona artículos de la nueva ley, como el 423, referido a la posibilidad de retirar por 48 horas del centro de trabajo a un trabajador investido de fuero sindical que “haya incurrido en violencia que ponga en peligro la integridad” de otros trabajadores o del patrono; el 476 y 484, que establecen limitaciones para la admisión de pliegos conflictivos y el ejercicio del derecho a huelga (Eusse, 2012).

Dirigentes de otra corriente de la UNETE, la CTR, respaldan también las conquistas de la nueva LOTTT y en una visión más optimista que la de Eusse, promueven escenarios de debate de la ley en los sindicatos y movimientos de trabajadores (Rincón, 2012) (Salcedo, 2012). Expresan su respaldo a las figuras de los Consejos de Trabajadores y Delegados de Prevención, con los cuales han hecho causa común en las luchas y movilizaciones impulsadas por la UNETE. Reivindican una vez más la autonomía sindical que pudiera estar en peligro por la intromisión del Consejo Nacional Electoral en los procesos de elecciones sindicales, aunque en este punto reconocen que la LOTTT ha sido menos intervencionista que lo contemplado en el artículo 293[5] de la Constitución Nacional.

La imagen general que expone ante el mundo la nueva Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los Trabajadores, es que mientras en Europa se reducen los salarios, se alarga la jornada de trabajo, se rebajan las pensiones y se alarga la edad mínima para poder jubilarse, se recortan los gastos gubernamentales en salud y educación, se abaratan los despidos y se reducen o eliminan los subsidios al desempleo y la pobreza, en Venezuela vienen ocurriendo cambios en sentido contrario, de aumento de salarios, reducción de la jornada de trabajo, ampliación de la base social para optar a las pensiones de vejez, encarecimiento de los despidos (y establecimiento de multas e incluso arrestos contra los patronos que no acaten una medida judicial de reenganche), ampliación por cuatro del número de ciudadanos con acceso a la educación universitaria, políticas generales de construcción de viviendas para los sectores populares y de fortalecimiento del sistema de salud pública.

Los miembros del FADESS por su parte han reconocido algunos aspectos positivos de la nueva LOTTT, como lo referido a los permisos por gravidez y la inamovilidad post-natal, pero a la vez han denunciado una serie de aspectos que consideran violatorios de la libertad sindical, como los siguientes:
Ø  Froilán Barrios cuestiona que exista el Registro Nacional de Organizaciones Sindicales (Art. 374 y Disposición Transitoria Cuarta), pues permite al Estado inmiscuirse en los asuntos internos de los sindicatos (Barrios, 2012). Sobre este punto también cuestiona que las organizaciones sindicales tengan que adecuar sus estatutos a la Ley, cuando eso sería un asunto interno de cada sindicato (los estatutos) en el cual no debería intervenir el Estado.
Ø  Jacqueline Ritcher rechaza que los servicios mínimos para ejercer el derecho a huelga sean determinados según el criterio del Inspector del Trabajo, lo que considera un aspecto que limita las posibilidades de realizar huelgas legales (Ritcher, 2012).
Ø  Pablo Castro considera que la normativa aprobada en la LOTTT para regular el trabajo de las domésticas y de los trabajadores para servicios personales en general, limitarán la contratación de este tipo de empleados por parte de los jefes y jefas de hogar, debido a lo engorroso de los trámites a realizar ante el Ministerio del Trabajo (Castro, 2012).
Ø  Juan Crespo cuestiona que los sindicalistas tengan que presentar una declaración jurada de bienes, cuando la Organización Internacional de Trabajo se ha opuesto en el pasado a medidas de este tipo, que califica de intromisión del Estado en los asuntos internos de los sindicatos (Crespo, 2012).

Ni el FADESS ni la CTV dieron a conocer críticas que cuestionen globalmente la nueva LOTTT, sino que se limitaron a dar una serie de declaraciones como las aquí recogidas, las cuales de modo alguno pueden considerarse como un cuestionamiento integral al contenido de la ley.

A pesar de algunos gazapos que se hayan colado en la nueva LOTTT, valoramos la misma como un avance significativo en la legislación laboral venezolana. Por ejemplo, al considerar que:

el proceso social de trabajo tiene como objetivo esencial superar las formas de explotación capitalista, la producción de bienes y servicios, que aseguren nuestra independencia económica, satisfagan las necesidades humanas mediante la justa distribución de la riqueza” (art. 25).

Con esto, la nueva LOTTT se distancia de las concepciones tradicionales que concebían a las leyes del trabajo como reguladoras o “suavizadoras” de la explotación del trabajo asalariado por el capital, y se pronuncia abiertamente por la superación de la explotación capitalista, reconociendo que son los trabajadores los únicos productores de la riqueza social (artículo 1).  Al incorporar la figura de los Consejos de Trabajadores como expresión del Poder Popular para la participación protagónica en el proceso social de trabajo (art. 497), la legislación laboral venezolana da un paso en dirección a nuevas formas de organización productiva que trascienden al capitalismo y apuntan hacia un modelo productivo socialista.

6. CONGELAMIENTO Y OLVIDO DEL PLAN GUAYANA SOCIALISTA.

A seis años de haber sido aprobado, el control obrero en Guayana ha sido desplazado como reivindicación obrera principal. Como afirma un trabajador de Alcasa:

el plan Guayana Socialista, que nació como fruto de la presión de los trabajadores y que el presidente Chávez lo impulsó y acompañó, se encuentra en el olvido oficial, varias han sido las iniciativa para darle continuidad, sin embargo, como plan de los trabajadores ha sido sepultado por la burocracia sindical y del estado. (Osvaldo León, 2013).

Los trabajadores-presidentes, nombrados por Chávez en consulta con los trabajadores fueron todos destituidos sin ningún tipo de consulta. La mayoría de las empresas se encuentran hoy dirigidas por militares. Los proyectos elaborados por los trabajadores han sido engavetados. Y  lo que es peor, y evidente consecuencia de esto, la mayoría de las empresas se encuentran en una situación aún más crítica que hace 5 años (Marea Socialista, 2014).

Diversos analistas del proceso productivo en Guayana coinciden en que la burocracia estatal nunca se comprometió realmente con el Plan Guayana Socialista y con la política del Control Obrero. Igualmente acusan a sectores del sindicalismo guayanés  por entorpecer esta propuesta que en el fondo trastocaba las relaciones de producción capitalistas: “una dirigencia sindical que en vez de luchar por liberar a la clase obrera de la explotación, lucha por las migajas que caen de los negocios capitalistas” (Marea Socialista, 2014).

Reconocen que por ahora se ha enterrado uno de los procesos más avanzados de la clase obrera de Guayana y de toda Venezuela. Sin embargo, queda una gran experiencia acumulada por la clase trabajadora que sin duda será la base para retomar esta lucha.

Entre los logros del Plan Guayana Socialista, estos autores reconocen:
  • La participación masiva de los trabajadores y trabajadoras.
  • Conformación de equipos de trabajo y discusión en el seno de la clase con propuestas para todas las fases del Plan Guayana y que finalizaron con propuestas para las 2 corporaciones, que rompe con la concepción de la vieja C.V.G.

Entre sus deficiencias y causas de su fracaso:
  • Si bien se elaboró una propuesta antiburocrática y revolucionaria de gestión de la democracia de los trabajadores, los trabajadores cayeron en la trampa de los ministros, los cuales plantearon que el control obrero debería cumplir varias etapas. De esa forma terminaron proponiendo presidentes y gerentes en las diversas unidades de producción, reproduciendo la vieja institucionalidad burguesa en nombre del control obrero.
  • No construir nuevos manuales de normas de procedimientos, delegaciones de funciones y delegación de autoridad.
  • Se utilizó el Plan Guayana para ocupar cargos de dirección en las unidades productivas (presidente, gerentes, etc.).
  • El gran avance que se dio en estos años para terminar con la tercerización de la mano de obra.
  • La instalación de la planta extrusora en Alcasa.
  • La puesta en producción de Matesi/Briqven luego de casi dos años inactiva

CUADRO 1: PROPUESTAS SOBRE EL CONTROL OBRERO[6]:
AUTOR
ORGANIZACIÓN
APORTES
Carlos Lanz Rodríguez
Principal dirigente del M13-PNA[7] cuando dirigió ALCASA en 2005-2007
Define las funciones de los consejos de fábrica: Rompe la lógica mercantil, supera el trabajo alienado, realiza la democracia política y económica, impone la transparencia administrativa, presupuesto y planificación participativa, dignifica el trabajo manual.
Alexis Adarfio
Intelectual del Estado Bolívar.
Control Obrero como mecanismo superador de la división social del trabajo.
Elio Sayago
Trabajador y Presidente de Alcasa en 2010-2012.
Los funcionarios del estado ¿están dispuestos a compartir el poder con los trabajadores y las comunidades organizadas?
Víctor Alvarez
Investigador del CIM[8]
El control obrero debe obligar a los patronos a permitir el acceso a la información sobre los procesos productivos, administrativos y tecnológicos de las empresas, tanto privadas como públicas.
Carlos Carcione
Investigador del CIM
Control Obrero para no repetir los errores de la URSS. Tanto la burocracia del Estado como los sindicatos han realizado un permanente boicot contra las experiencias de control obrero.
Stalin Pérez Borges
Principal dirigente de Marea Socialista
Los trabajadores dirigen las actividades productivas, administrativas, económicas, contractuales, de seguridad e higiene, ambientales, sociales, culturales y hasta militares.
Pablo Cormenzana
Principal dirigente de CMR[9]
Cuestiona el “socialismo burocrático” de Corpivensa.
Colectivo Areópago
Integrado entre otros por Oscar Battaglini. Se disolvió en 2009.
Hay que decidir sobre darle continuidad al régimen de trabajo asalariado o sustituirlo por un mecanismo transicional que facilite avanzar hacia un modelo productivo socialista.
Orlando Chirino
Principal dirigente de CCURA[10]
Son un ardid del gobierno para desconocer los derechos laborales y debilitar la acción de los sindicatos. Pero hasta 2007 opinaba favorablemente y los entendía “como parte de un nuevo parlamento popular”

7. A MANERA DE CONCLUSIÓN.

La política laboral del gobierno bolivariano se fue modificando de acuerdo a la presión ejercida por el propio movimiento de trabajadores (el caso de la renacionalización de Sidor fue uno de los más emblemáticos). La lucha obrera obligó al gobierno a profundizar sus definiciones políticas y a cumplir incluso con promesas electorales formuladas por Chávez en 1998 y que habían permanecido congeladas por 12 años, como sucedió con la recuperación del cálculo de la prestación de antigüedad en base al último salario y con la restitución del pago doble por despido injustificado (contempladas en la nueva LOTTT).

Las experiencias de Control Obrero y de organización de Consejos de Trabajadores nacieron de las propias bases del movimiento obrero y no provienen de aspectos planificados previamente por la burocracia gubernamental. Igual sucedió con el contenido de la nueva Ley del Trabajo.

La supuesta violación de la autonomía sindical que reclaman los sectores de oposición  es algo que en realidad depende de los propios sindicatos, de la capacidad del movimiento de trabajadores en impedir que desde el Ministerio del Trabajo se intervenga a favor o en contra de determinadas corrientes sindicales, como ha ocurrido muchas veces en este gobierno y como fue práctica común durante todo el período de la democracia representativa (1958-1999). Un fuerte y unido movimiento sindical estaría en condiciones de impedir cualquier maniobra intervencionista que pretendieran realizar sectores burocráticos del gobierno chavista.

Dado que las conquistas obreras no pueden ser consideradas como dádivas otorgadas por el Estado y los patronos, el Control Obrero, los Consejos de Trabajadores y la nueva LOTTT representan el resultado de una década de grandes movilizaciones obreras en Venezuela, y de procesos organizativos un tanto espontáneos que sin embargo han modificado el panorama de inmovilidad y entrega del movimiento de trabajadores ante el capital que existía hasta 1998.

Se puede concluir que durante el gobierno bolivariano (1999-2015) se han desarrollado iniciativas que apuntan a un nuevo modelo de gestión de la producción, basado en el poder popular como expresión de la democracia participativa y protagónica, y que se concreta en políticas adelantadas por el Estado como el Plan Guayana Socialista (y por ende, la propuesta del Control Obrero), y ratificadas por la nueva legislación como es la figura de los Consejos de Trabajadores contemplada en la nueva Ley Orgánica del Trabajo (aprobada en 2012), y el reconocimiento de que se busca superar las formas de explotación capitalista.

El control obrero y los consejos de trabajadores son factores que deben incorporarse a las propuestas de desarrollo organizacional para la gestión productiva en las empresas públicas y privadas, puesto que implican una expresión más democrática de incorporar la fuerza de trabajo en los niveles de dirección de fábricas y otras instalaciones productivas.

Queda de parte de los trabajadores venezolanos seguir impulsando estas iniciativas y lograr que tomen cuerpo nuevamente como políticas públicas del estado venezolano. La lucha por superar la división social del trabajo, fundamento de la explotación capitalista, ha vuelto a ser colocada en las plataformas de acción de los movimientos de trabajadores en Venezuela, y se proyecta hacia el mundo como alternativa ante un capitalismo neoliberal que sólo ofrece restricciones y regresiones en los derechos laborales y en las condiciones de vida de los pueblos en todo el planeta.

Que una determinada legislación o determinadas políticas favorables a los trabajadores no se cumplan en la práctica, no debe llevar al rechazo o al desconocimiento de dichas normas. Por el contrario, los trabajadores deben exigir su cumplimiento, y para ello deben fortalecer sus organizaciones representativas y generar diferentes escenarios de lucha que permitan hacer efectivos esos derechos que tienen plena vigencia jurídica y que además responden a necesidades totalmente legítimas de la clase trabajadora venezolana.
Maracaibo, Tierra del Sol Amada. Febrero de 2015.

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[1] Historiador. Profesor Titular de la Universidad del Zulia. Facultad Experimental de Ciencias. Departamento de Ciencias Humanas. Av. Universidad. Edificio Grano de Oro. Maracaibo. Correo: cruzcarrillo2001@yahoo.com.
[2] Abogada laboralista. Ha sido Inspectora del Ministerio del Trabajo y Consultora Jurídica de Fundacite-Zulia. Correo: carmenaliciahr@yahoo.com.

[3] Dirigente de la corriente Marea Socialista.
[4] Integrado por intelectuales como Oscar Battaglini.

[5] El cual establece entre las funciones del Poder Electoral “organizar las elecciones de sindicatos y gremios”.
[6] Elaboración propia.
[7] Movimiento 13 de Abril – Proyecto Nuestra América, organización que se disolvió en 2007 a raíz de la propuesta de integrarse al PSUV.
[8] Centro Internacional Miranda.
[9] Corriente Marxista Revolucionaria.
[10] Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma. De oposición al gobierno de Chávez y ahora al de Maduro. Lo respaldó hasta 2007.