200 AÑOS DE LA BATALLA DE
CARABOBO.
OBRA MAESTRA DEL GENIO MILITAR DE SIMÓN BOLÍVAR
Roberto López
Sánchez.
En 1971, con motivo del
Sesquicentenario de la Batalla de Carabobo, mis padres nos llevaron a los hijos
menores al Campo de Carabobo. Tenía yo 12 años. La primera explicación que
obtuve de mi papá fue que sesquincentenario significaba 150 años (me sonaba muy
rara esa palabra). Pero el mayor impacto de esa visita fue conocer que entre
las estatuas de los héroes de Carabobo estaba el tatarabuelo de mi mamá, José
de la Cruz Carrillo, que para ese día de la batalla tenía el grado de Coronel
(luego General de División y posteriormente General en Jefe).
Lamentablemente mis padres ya
fallecieron (Oscar López Ferrero, 1918-2011, y Josefina Sánchez Carrillo,
1924-2019), y no pueden presenciar este Bicentenario de la Batalla de Carabobo.
Este escrito es en homenaje a ellos, porque formaron en sus nueve hijos una
conciencia nacionalista y patriótica que se ha trasmitido en ambas familias de
generación en generación, conciencia que integrada al esfuerzo de miles de
otras familias, organizaciones sociales e instituciones que han conservado el
recuerdo de esta gesta monumental que significó nuestra Guerra de Independencia,
ha contribuido a fortalecer principios de soberanía nacional que en estos dos
siglos de historia han estado siempre amenazados tanto por enemigos exteriores
como por sus cómplices a lo interno.
Los doscientos años de la Batalla
de Carabobo sirven para recordar a toda una generación de venezolanos que se
rebelaron ante el colonialismo foráneo y reivindicaron por primera vez ante el
mundo ya globalizado que este territorio patrio debía ser independiente.
Soberanía que hoy nuevamente está amenazada por las distintas potencias del
orden global, que se disputan el control de nuestras riquezas naturales e
imponen brutales sistemas de opresión al pueblo de Bolívar.
Hoy más que nunca tiene vigencia
recordar a Carabobo[1].
LA BATALLA DE CARABOBO FUE PLANIFICADA POR BOLÍVAR DESDE UN AÑO ANTES
Simón Bolívar comenzó a
planificar desde mayo-junio de 1820 la campaña militar que conduciría a la
Batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821. En carta escrita desde San
Cristóbal a su amigo Guillermo White (comerciante británico que se hallaba en
la isla de Trinidad), del 26 de mayo de 1820, Bolívar dice: “En este año doy a ud. libre toda Colombia,
si una burla de la suerte no hace fallar mis empresas. Dos ejércitos tengo
ofensivos; el primero marcha a Quito, y el segundo está invadiendo a la vez las
provincias de Cartagena, Santa Marta y Maracaibo. En este invierno[2]
logramos la posesión de estas provincias y en el verano envuelvo a Morillo con
tropas inmensas”.
El plan de Bolívar consistía en
una acción principal desde el occidente, concentrando la mayor cantidad de
fuerzas militares posibles, que buscaría confrontar al grueso del ejército del
mariscal español Morillo en la zona nor-central de Venezuela, y una acción
militar de distracción ejecutada por las fuerzas patriotas desde el oriente del
país para actuar hacia Caracas y el litoral central.
Ese plan se desprende de las
cartas que Bolívar envía al general Carlos Soublette, recién designado
Vice-Presidente Interino de Venezuela, con fechas de 9 y 27 de junio de 1820.
En otra carta del 8 de agosto del mismo año, Bolívar da instrucciones a todas
las fuerzas militares patriotas situadas en el occidente de Venezuela y en el
oriente de la actual Colombia, para que se preparen e inicien su movilización
hacia la zona central de Venezuela, incluyendo órdenes específicas hacia el
General Rafael Urdaneta, el General José Antonio Páez, el General Antonio José
de Sucre y los coroneles Jacinto Lara y Mariano Montilla.
Al mismo tiempo dicta órdenes
para el General Pedro Zaraza, para que actúe sobre Calabozo y penetre desde
allí hacia los valles de Aragua; al general José Francisco Bermúdez para que
ocupe Caracas; al general Juan Bautista Arismendi para que coopere con el
ejército de oriente mediante un desembarco en las costas de Curiepe; al coronel
Cruz Carrillo, quien unido a las tropas del coronel Reyes Vargas, distraiga al
enemigo movilizándose por el occidente.
Bolívar define que la acción
militar principal la realizará con sus propios batallones, “La Guardia”, con el
Ejército de Apure (Páez) y con las tropas de Urdaneta. Antes de unirse a las
tropas de Bolívar, Urdaneta debía liberar Coro.
Un elemento fundamental en todo
el plan de operaciones de Bolívar son las medidas de contrainteligencia: “se
tomarán medidas para engañar al enemigo y hacerle creer lo contrario de lo que
se intenta; se propagarán noticias falsas para desfigurar la verdad; y se
emplearán campos volantes y partidas para distraer al enemigo por direcciones
que no son las del ejército” (Bencomo Barrios, 1971: 51).
Las dos acciones principales de
distracción del enemigo que ejecutará Bolívar para engañar al ejército español
y lograr concentrar sus propias fuerzas en Carabobo, serán la movilización
hacia Caracas del ejército de Oriente al mando de José Francisco Bermúdez, y la
denominada “Diversión de Cruz Carrillo”, que generarán ambas una significativa
movilización de tropas españolas, impidiéndoles su participación en la Batalla
de Carabobo.
EL ARMISTICIO ENTRE ESPAÑA Y COLOMBIA COMO MECANISMO PARA FORTALECER Y
MOVILIZAR LOS EJÉRCITOS PATRIOTAS
El 25 de noviembre de 1820, Simón
Bolívar y Pablo Morillo suscribieron en Santa Ana, Trujillo, un Armisticio
entre Colombia y España que devolvió momentáneamente la paz a un territorio que
ya tenía una larga década de sangrienta guerra. Este armisticio, suspensión de
acciones militares por ambos ejércitos, tendría una duración de seis meses,
hasta el 25 de mayo de 1821. Por primera vez, España se veía obligada a
reconocer a la República como un estado independiente, libre y soberano. El
armisticio era el resultado directo del enorme triunfo militar obtenido por
Bolívar en Boyacá, en agosto de 1819, que había liberado Bogotá y derrotado al
antiguo Virreinato de la Nueva Granada.
Bolívar concibió al Armisticio y
al Tratado de Regularización de la Guerra (firmado al día siguiente, 26 de
noviembre de 1820), como una forma no sólo de obtener reconocimiento como
Estado soberano para la naciente República de Colombia, sino como un mecanismo
que le permitía fortalecer y movilizar sus fuerzas militares con miras a una
gran operación ofensiva que buscaría derrotar definitivamente a las fuerzas
españolas en suelo venezolano.
El Libertador estaba convencido de
que España no iba a aceptar el reconocimiento de Colombia como Estado
independiente, y de que la única forma de consolidar la independencia de la
República era la derrota total de las fuerzas colonialistas españolas. Por esa
causa, Bolívar utilizó los seis meses de suspensión de hostilidades para
preparar aceleradamente el magnífico plan que lo conduciría a la brillante
victoria militar en el campo de Carabobo.
Bolívar tenía planificado
inicialmente reanudar las hostilidades el 26 de mayo de 1821 (al expirar los
seis meses del Armisticio), pero adelanta la ofensiva militar para el 28 de
abril, con el objetivo de tomar por sorpresa a las fuerzas españolas. Ese día
se movilizó el coronel Juan Gómez hacia Guanare y derrotó en Boconoíto a las
fuerzas españolas, las cuales precipitadamente se retiraron hacia San Carlos.
Al mismo tiempo, el coronel Remigio Ramos marchó por Obispos hacia Mijagual,
con el objetivo de distraer al enemigo y facilitar el cruce del río Apure por
el ejército de Páez.
Simultáneamente el coronel Cruz
Carrillo se moviliza desde Trujillo (en dónde era gobernador en funciones) con
una columna de 1.500 hombres, dirigiéndose a Carache, y de allí a Carora, El
Tocuyo y Barquisimeto. En Carache, Cruz Carrillo lanza una proclama “a los
pueblos de Caracas” el 5 de mayo de 1821, en la cual les dice que llegó el
momento de ser libres. El Libertador “me ha honrado con el mando en Jefe de
División que forma la vanguardia del poderoso ejército del señor General Rafael
Urdaneta … y sólo me resta la inmarcesible gloria de vernos unificados a
vosotros” (Bencomo Barrios, 1971: 63). La intención de Cruz Carrillo es hacerle
creer a los españoles que detrás de él se moviliza el resto del ejército de
Urdaneta (que en total se calcula en unos 4.000 soldados), y que la ruta de su
vanguardia es la que determinará el ingreso de Bolívar hacia la zona
centro-norte de Venezuela, donde está el ejército español de Pablo Morillo y La
Torre.
En realidad detrás de la columna
de Cruz Carrillo no se movilizaba ninguna fuerza patriota, pues el grueso del
ejército de Urdaneta estaba previsto se unificara con el de Bolívar (La
Guardia), lo que ocurrió finalmente en San Carlos el 19 de junio, cinco días
antes de Carabobo.
LA MOVILIZACIÓN DEL EJÉRCITO PATRIOTA PARA CONCENTRAR FUERZAS EN CARABOBO
Bolívar entra en Guanare el 22 de
mayo, que ya había sido ocupada por Ambrosio Plaza el 13 del mismo mes. Por su
parte Cruz Carrillo ocupa El Tocuyo el 19 de mayo, y se dirige hacia Quíbor y
Barquisimeto.
En Guanare, Bolívar se entera de
que La Torre ha tenido que retirarse desde Araure por las noticias sobre la
toma de Caracas por el General Bermúdez, suceso ocurrido el 14 de mayo (La
Torre había llegado hasta Araure porque tenía en desarrollo un plan militar
para enfrentar directamente las tropas de Bolívar). Por su parte, el general
realista Francisco Tomás Morales se ve obligado también a retirarse desde
Calabozo hacia los valles de Aragua, para salirle al paso a las tropas de
Bermúdez que luego de ocupar Caracas avanzaron en dirección a Maracay.
Originalmente Morales tenía órdenes de impedir el movimiento del ejército de
Apure (Páez) hacia el centro del país; pero tiene que modificar su plan debido
a los triunfos militares del ejército de Oriente.
Por su parte el General Urdaneta
se moviliza el 30 de abril desde Ancón de Iturre, con 1.500 hombres, con el
objetivo de ocupar Coro, y luego seguir adelante hasta incorporarse al ejército
de Bolívar. El 11 de mayo, Urdaneta ocupa Coro después de derrotar a las
fuerzas realistas en Matícora. En esta ciudad, Urdaneta lanza su conocida proclama
a sus tropas, en la cual les pide convertir en amistad los sentimientos de
venganza inspirados por el recuerdo de la conducta anterior de este pueblo, y
solicita que sus habitantes reciban “el trato dulce y benéfico que debieron
esperar de sus últimos amos”. Termina la proclama exhortando a observar una
actitud digna de soldados disciplinados, en donde “el robo y toda especie de
vejación a los vecinos está absolutamente prohibida”.
El 28 de mayo parte Urdaneta
hacia Barquisimeto, entrando en Carora el 8 de junio. En esta ciudad, Urdaneta
se ve obligado a ceder el mando al coronel Antonio Rangel, pues se agravan sus
dolencias de los riñones hasta el punto de impedirle continuar al frente de las
operaciones. Las tropas de Urdaneta entraron en Barquisimeto el día 13 de
junio, ciudad que ya había sido ocupada previamente por el coronel Reyes
Vargas, enviado por Cruz Carrillo. La columna de Cruz Carrillo continuó de
Barquisimeto hacia San Felipe para amenazar a Valencia. El grueso de las tropas
de Urdaneta, bajo el mando de Rangel, continúa hacia San Carlos y finalmente se
unen a las tropas de Bolívar el 19 de junio.
Por su parte, el General José
Antonio Páez había salido de Achaguas el 10 de mayo, con una fuerza de 2.500
hombres repartidos en 1.000 soldados de infantería y 1.500 de caballería. Sin
ocurrir combates con el enemigo, Páez entra en Tucupido el 31 de mayo y
finalmente sus columnas llegan a San Carlos entre el 7 y el 11 de junio.
Como se puede apreciar, debido al
extenso recorrido de las fuerzas patriotas, los ejércitos de Urdaneta y de Paéz
sólo pudieron integrarse al ejército de Bolívar pocos días antes de la Batalla
de Carabobo. El riesgo corrido por el ejército de Bolívar de sufrir un ataque
enemigo antes de haber logrado concentrar las fuerzas patriotas, fue subsanado
por la acción de distracción ejecutada por el ejército de oriente bajo el mando
del General Bermúdez, y por la acción de distracción ejecutada por el Coronel
Cruz Carrillo.
LA DIVERSIÓN DE BERMÚDEZ Y EL EJÉRCITO DE ORIENTE
Bermúdez salió de Barcelona el 28
de abril y entró en combate con las tropas enemigas en Machurucuto el 7 de
mayo. Bermúdez vuelve a derrotar a los realistas en Caño Amarillo (Laguna de
Tacarigua). El coronel español José Istúriz se ve obligado a retirarse
precipitadamente hacia Caracas, e incluso abandona el mando de sus tropas que
lo acusan de ser el culpable de la derrota sufrida y tratan de pasarlo por las
armas.
Continúa Bermúdez su marcha y ocupa
El Guapo y Caucagua el 11 de mayo. El día 12, ya en territorio de lo que hoy es
la ciudad de Caracas, Bermúdez derrota al Batallón español Hostalrich en el
Trapiche de Ibarra, causándole 700 bajas y dispersando a las 200 tropas
restantes de los realistas. El 14 de mayo Bermúdez entra en Caracas, después de
haber sido evacuada por los españoles. El 16 ocupa La Guaira y regresa a
Caracas, para continuar el día 18 hacia los Valles de Aragua.
Es en ese momento en que La Torre
y Morales se ven obligados a suspender su ofensiva militar que buscaba
enfrentar a las tropas de Bolívar y de Páez, respectivamente. La Torre se
regresa a San Carlos y Morales parte en búsqueda de Bermúdez en Aragua.
Esta acción de Bermúdez sobre
Caracas será el acontecimiento clave que determinará el éxito de la campaña que
culminará en Carabobo. Bermúdez derrota nuevamente a los españoles en la
Batalla de El Consejo, el 20 de mayo, dispersando las fuerzas del Brigadier
español Correa.
Sin embargo, Bermúdez será
derrotado por las fuerzas de Morales el 24 de mayo en una segunda Batalla en El
Consejo, y se ve obligado a retirarse hacia Caracas. Estando ya en la capital,
adonde había llegado el general Carlos Soublette el 22 de mayo, los patriotas
deciden no presentar batalla al ejército realista cuando éste llega a Las
Adjuntas el 26 de mayo, y deciden replegarse hacia Guarenas y Guatire, con el
objetivo de alejar a las fuerzas españolas de los llanos centrales; defender
los valles de Barlovento, los del Tuy y La Guaira; apoyarse en los suministros
existentes en Barcelona; y unirse a las fuerzas que por mar moviliza Arismendi
a partir del 19 de mayo.
Bermúdez se fortalece en El
Rodeo, y allí se le unen el General Arismendi con 400 soldados; el coronel
Avendaño con 300 soldados provenientes de La Guaira, y el comandante Mazero con
500 soldados de los Valles del Tuy. Allí presenta batalla al enemigo en el
Cerro El Frío, y lo derrota ampliamente, causándole graves pérdidas a los
españoles, incluyendo la muerte de su comandante Lucas González.
El General Bermúdez avanza
nuevamente hacia Caracas, y les solicita a los realistas que la evacúen de
inmediato. El 23 de junio Bermúdez ataca con 1.500 hombres, a los realistas en
El Calvario, pero es derrotado con importantes pérdidas entre muertos, heridos
y prisioneros. Nuevamente Bermúdez se ve obligado a retirarse a El Rodeo, donde
recibirá la noticia del triunfo de Bolívar en Carabobo, y retornará nuevamente
hacia la capital.
Esta constante ofensiva del
ejército de Oriente bajo el mando del General José Francisco Bermúdez será
determinante al impedir que importantes fuerzas españolas ocupadas en la
defensa de Caracas, se pudieran concentrar con el Mariscal La Torre para
participar en Carabobo.
LA DIVERSIÓN DE CRUZ CARRILLO
El Libertador le asignó al
Coronel José de la Cruz Carrillo la misión de dirigirse a San Felipe pasando
por Nirgua, para amenazar Valencia, haciéndole creer al enemigo que sus fuerzas
eran superiores. Carrillo difunde en su recorrido que su columna es la división
de vanguardia del ejército de Urdaneta, que consta de más de 4.000 soldados, y
que su objetivo es “liberar Caracas”. Las órdenes de Bolívar son precisas: debe
continuar adelante aunque el enemigo le corte la retirada; de ser necesario,
debe avanzar buscando reunir sus fuerzas a las del general Bermúdez, amenazando
a Valencia y los Valles de Aragua, para provocar que los españoles desmiembren
su ejército para poder atender esta amenaza.
A comienzos de junio Cruz
Carrillo se dirigió a San Carlos para recibir las últimas instrucciones del
Libertador. El 18 de junio Carrillo ocupa Nirgua. Allí se dirige al
Ayuntamiento de la ciudad notificándoles que sus tropas constan de dos mil
hombres destinados a “redimir del cautiverio a estos desgraciados pueblos que
gimen bajo un yugo pesado”, y que esta columna forma la vanguardia del general
Urdaneta, quien marcha en retaguardia con 3.000 combatientes. El 20 de junio,
Carrillo ocupa San Felipe con “dos grandes columnas”, según informa el jefe
militar español Manuel Lorenzo al mariscal La Torre.
Ante el rápido avance de Cruz
Carrillo, y creyendo las informaciones de que sus tropas eran la avanzada de un
ejército mayor, el comandante realista Lorenzo solicita refuerzos a La Torre,
quien el 22 de junio envía al coronel Juan Tello al frente de una columna
integrada por un batallón, cinco compañías y un regimiento de Lanceros del Rey,
para que se unan a las tropas de Lorenzo y enfrenten a Carrillo en la ruta de
San Felipe-Valencia.
Con esta decisión, La Torre se
restó a su propio ejército una considerable cantidad de tropas, que de otra
forma hubieran participado en la batalla de Carabobo, dos días después. La
“diversión” de Cruz Carrillo había cumplido su objetivo.
LA CONCENTRACIÓN PATRIOTA EN SAN CARLOS Y LOS PREPARATIVOS DE CARABOBO
Como dijimos antes, el ataque de
Bermúdez sobre Caracas había obligado a las fuerzas españolas a abandonar sus
posiciones avanzadas en Araure y en Calabozo, replegándose hacia la llanura de
Carabobo. Con ello, se facilitó la llegada de Bolívar hasta San Carlos, a la
vez que desapareció el peligro para la movilización de la división de Urdaneta
desde occidente y la de Paéz desde Apure.
Sin embargo, la derrota sufrida
por Bermúdez en El Consejo el 24 de mayo le permite a Morales reunirse con las
tropas de La Torre en Carabobo. De esta forma, el ejército español concentraba
en Carabobo para los primeros días de junio un número de tropas muy superior a
las de la división La Guardia que acompañaba a Bolívar en San Carlos, cuando
aún no se le habían reunido las tropas de Urdaneta y de Páez.
Dándose cuenta del peligro sobre
su ejército, aún sin concentrar las fuerzas necesarias para poder enfrentar a
los españoles, Bolívar intenta conjurar la situación enviándole una
comunicación a La Torre el día 7 de junio. En dicha comunicación, Bolívar le
propone a La Torre reanudar negociaciones para retomar la paz. Su objetivo es
simplemente ganar tiempo para evitar una ofensiva realista, y permitir que las
fuerzas de Páez y de Urdaneta se le reúnan en San Carlos.
La pasividad de La Torre
favorecerá a los patriotas. El día 11 de junio terminan de llegar a San Carlos
las tropas del general Páez. El día 19 de junio llegan las tropas de Urdaneta y
se completa la gran concentración de fuerzas que había planificado Bolívar
desde un año antes, preparándose a librar la batalla que liberaría
definitivamente el territorio de Venezuela.
En 52 días, entre el 28 de abril
y el 19 de mayo, el Libertador había logrado reunir, sin mayores contratiempos,
las tres grandes columnas militares del ejército que marcharía contra los
españoles concentrados en la llanura de Carabobo.
El 20 de junio el ejército
patriota sale desde San Carlos dirigiéndose hacia la inmortalidad. El
Libertador ha organizado su ejército en tres divisiones. La primera, que sería
la vanguardia del ejército patriota, bajo el mando del General José Antonio
Páez. La segunda división, formada por la segunda brigada de La Guardia y por
el Escuadrón Sagrado, bajo el mando del General Manuel Cedeño. La tercera
división, bajo el mando del coronel Ambrosio Plaza, integrada por la primera
brigada de La Guardia, sería la reserva del ejército.
El 23 de junio, el ejército
patriota se detiene en la sabana de Taguanes (lugar de la victoriosa batalla de
Bolívar el 3 de julio de 1813), y allí Bolívar arenga a las tropas, que para
ese momento conforman 6.500 hombres, de los 10.000 que comenzaron a movilizarse
el 28 de abril. Un mil quinientos de esos diez mil constituían la columna
dirigida por Cruz Carrillo, y el resto había sido víctimas del cansancio y de
las enfermedades (Bencomo, 1971: 91).
La primera división, bajo el
mando de Paéz, será la que cargará sobre sí misma el grueso de la batalla y la
que decidirá el triunfo patriota. Estaba integrada por el Batallón Bravos de
Apure, el Batallón Cazadores Británicos y por siete regimientos de Caballería.
Por su parte, las tropas
españolas concentradas en Carabobo también se conforman en tres divisiones.
Comandadas por el Mariscal de Campo Miguel de La Torre, y como comandante de la
División de Vanguardia el General Francisco Tomás Morales. Las tropas realistas
sumaban 4.279 hombres en total. Bolívar había logrado su objetivo de concentrar
un ejército superior en número al enemigo; aunque faltaba lo principal, el plan
de batalla que le permitiese la victoria anhelada por el pueblo venezolano.
En la madrugada del 24 de junio
de 1821, Simón Bolívar contempla el emplazamiento realista en la llanura de
Carabobo, y decide el plan de batalla que lo conducirá a la victoria.
LA BATALLA DE CARABOBO. HISTÓRICO TRIUNFO PATRIOTA
El ejército patriota se desplaza
en dirección oeste-este para ir a encontrarse con las fuerzas realistas
emplazadas en la llanura de Carabobo. Bolívar observa que La Torre ha colocado
sus divisiones taponeando el camino de San Carlos, por el este, y el camino de
El Pao, por el sur. El Libertador determina que es inconveniente atacar al
enemigo por esos dos frentes, este y sur, y decide un ataque hacia el flanco
derecho del enemigo (norte).
La estrategia de desbordamiento
del ejército español por su flanco derecho, queda bajo la responsabilidad de la
Primera División (Páez), seguida de la Segunda División (Cedeño). Al mismo
tiempo este ataque es combinado con una acción de fijación por el frente del
enemigo, que queda bajo la responsabilidad de la Tercera División (Plaza).
El ataque por el flanco derecho
de las tropas españolas implicaba atravesar un pequeño curso de agua y un
desfiladero por el cual debían pasar de uno en uno los soldados, e
inmediatamente subir una cuesta que les permitiese alcanzar la colina donde
iniciaba la llanura de Carabobo.
Esta acción tomó por sorpresa al
ejército realista, pero rápidamente se movilizó hacia su flanco derecho para
atacar a las divisiones patriotas que por allí se movilizaban, haciendo uso de
su artillería. La Torre moviliza sucesivamente al 2º Batallón Burgos, los
batallones ligeros Infante, Hostalrich, Príncipe y Barbastro. Este fuerte
ataque realista hizo retroceder por momentos al batallón Bravos de Apure, el
cual pudo reorganizar su ataque gracias al apoyo obtenido con la llegada del
batallón Cazadores Británicos, y posteriormente con la entrada en batalla de
los siete regimientos de caballería de la primera división.
Mediante dos cargas consecutivas
de bayonetas, de los batallones Bravos de Apure y Británico, los patriotas
lograron hacer retroceder a las fuerzas españolas que intentaban contener la
entrada venezolana a la llanura de Carabobo. Al ingresar al combate las tropas
de la Segunda División (Cedeño) y la caballería patriota, la derrota española
comenzó a configurarse.
La Torre ordena que dos escuadrones
de Húsares de Fernando VII carguen contra la caballería patriota, pero los
mismos apenas dispararon sus carabinas y emprendieron la retirada. Como último
recurso, La Torre ordena al regimiento Lanceros del Rey que ataque a la
caballería patriota, pero esta unidad desobedece la orden y se bate en
retirada.
Para ese momento el batallón
Burgos ha perdido casi todos sus soldados, y los otros cuatro batallones
realistas están siendo duramente atacados por las fuerzas de la Primera y Segunda División patriota. Es entonces
cuando Páez ataca personalmente con la caballería de su Regimiento de Honor y
su Estado Mayor en pleno, y desalojan completamente al enemigo de la colina
donde se ha desarrollado lo fundamental de la batalla. En el desarrollo de los
combates, el general venezolano Manuel Cedeño, comandante de la Segunda
División patriota, pierde la vida. El batallón realista Barbastro intenta la
retirada, pero rodeado de las fuerzas patriotas tuvo que rendirse. La victoria
patriota se ha concretado.
A partir de ese momento, el
ejército español comienza su retirada. Los restos de los batallones realistas
que participaron en el combate se retiran desordenadamente. Mientras el
batallón Valencey, que no entró en combate, comienza a retirarse en forma muy
ordenada con dirección hacia Valencia; en esta formación militar se integran el
mariscal La Torre y el general Morales.
Esta famosa retirada del batallón
Valencey, bajo el mando del coronel Tomás García, es la que evita un desastre
total para las fuerzas españolas (recordemos que en la batalla de Boyacá, en
1819, Bolívar había capturado al general español José María Barreiro). García
logra recorrer, en formación cuadrada de cien metros por lado, con dos cañones
que perderán en el camino, el trecho de 30 kilómetros (6 leguas) que lo separan
de Valencia. Al entrar en Valencia pierden la formación, pero continúan en
retirada logrando llegar hasta Puerto Cabello.
Los patriotas realizan numerosos
ataques contra esta retirada del Valencey, y en el desespero por destruir
totalmente al enemigo colonialista, caen en combate el coronel Ambrosio Plaza,
el teniente coronel Mellado, el teniente Pedro Camejo (el Negro Primero), los
oficiales Meleán y Bruno, y numerosos soldados.
Las pérdidas del ejército
realista, según el parte de guerra que La Torre envía al Rey de España, fue de
dos oficiales superiores, 43 capitanes, 77 tenientes y subtenientes, y 2786
individuos de tropa, entre muertos, heridos, prisioneros y desaparecidos. Es
decir, el ejército colonialista español perdió dos tercios de sus fuerzas en la
batalla de Carabobo.
Además de las dolorosas pérdidas
de los oficiales mencionados, las fuerzas patriotas debieron tener un
considerable número de bajas, específicamente en el Batallón Bravos de Apure,
que fue el que cargó el peso principal de la batalla. Bolívar, con la intención
de moralizar a las tropas y no dar información al enemigo, en su parte de la
batalla mencionó que habían perdido “apenas 200 muertos y heridos”. Entre los
cadáveres regados en la planicie de Carabobo, encontraron el de dos mujeres con
uniformes patriotas, lo que indica que probablemente combatieron un número no
determinado de mujeres en el bando venezolano. Del batallón de Cazadores
Británico se conoce que perdió a sus tres primeros comandantes, a 17 oficiales
y a 119 individuos de tropa, de los 339 hombres que lo integraban, entre
británicos e irlandeses. El coronel Tomás Ferriar, comandante del batallón
británico, fue gravemente herido en combate y falleció el 17 de julio en
Valencia. El capitán James Scott y el capitán Charles Minchin, que ocuparon
sucesivamente el mando de los británicos, también fallecieron en la batalla.
El protagonismo decisivo cumplido
por José Antonio Páez en Carabobo lleva a Bolívar a ascenderlo a General en
Jefe en el propio campo de batalla.
La culminación del triunfo de
Carabobo se expresa en la entrada victoriosa de Simón Bolívar a Caracas el 29
de junio, completando de esa manera su objetivo de liberar del colonialismo
español el territorio patrio que lo había visto nacer.
A doscientos años de Carabobo,
este año 2021 debe servir para recordar en todos los hogares, en todas las
organizaciones sociales, en todas las instituciones públicas y privadas de
Venezuela, el enorme esfuerzo que miles de patriotas venezolanos y
neogranadinos realizaron para vencer al ejército colonialista español que
durante 300 años había ocupado el territorio de esta parte septentrional de
América del Sur.
Recordar con orgullo esta primera
independencia de Venezuela es paso fundamental para comprender la necesidad de
una segunda independencia, gran objetivo por el cual miles y miles de
venezolanos hemos luchado desde hace décadas, pero que aún estamos muy lejos de
concretar.
¡¡ HONOR Y
GLORIA A LOS HÉROES DE CARABOBO !!
¡¡ VIVA
VENEZUELA LIBRE E INDEPENDIENTE !!
Maracaibo,
Tierra del Sol Amada. 8 de junio de 2021
[1]
Para este escrito nos hemos basado principalmente en la obra de Héctor Bencomo
Barrios (1971), “Campaña de Carabobo 1821”, publicada por el Ministerio de la
Defensa con motivo del Sesquincentenario de la batalla. También nos hemos
apoyado en la obra “Doctrina del Libertador”, de la Fundación Ayacucho (1985),
y “Simón Bolívar. Escritos Fundamentales” de Monte Avila Editores (1982).
Igualmente utilizamos el Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación
Polar (1997). Especialmente consideramos el “Parte del Libertador sobre la
Batalla de Carabobo”, del 25 de junio de 1821; el “Parte sobre la Batalla de
Carabobo” de Pedro Briceño Méndez, secretario del Estado Mayor del ejército
patriota, del 30 de junio de 1821; la “Narración de la Batalla de Carabobo”, por
Eduardo Blanco, del 24 de junio de 1870; y el “Parte del Mariscal La Torre
sobre la Batalla de Carabobo”, del 30 de junio de 1821. Todos estos partes y
relatos publicados como apéndices en la obra de Bencomo Barrios.
[2]
La palabra “invierno” equivale aquí
a estación lluviosa (mayo-octubre), y “verano” significa estación seca
(noviembre-abril).
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