El Petro es un ancla que hunde el Salario de los Trabajadores
Roberto López Sánchez - www.aporrea.org
El bolívar soberano y el salario "anclados al petro". Esa es la frase preferida de Maduro para exponer su profundo interés por "proteger" el salario y las condiciones de vida de la clase trabajadora venezolana. A casi dos meses de aplicación del paquete de medidas económicas de Maduro, los resultados van a la inversa de lo que auguraba el presidente y su equipo de gobierno.
El nuevo monto salarial aprobado a partir del 1º de septiembre ha tenido en mes y medio una continua y sostenida caída en su valor real, es decir, en la capacidad de comprar productos con el salario que se recibe. Hay que recordar aquí que el salario real de los trabajadores venezolanos se desplomó durante estos casi seis años de gobierno de Nicolás Maduro, desde el equivalente a unos 200 dólares mensuales en 2010-2012, hasta llegar al increíble monto de menos de un dólar mensual para julio de 2018.
Por eso es que al aumentar Maduro a 1800 soberanos el salario en septiembre de 2018 (180 millones de bolívares fuertes), equivalente a 30 dólares mensuales al cambio libre en esa fecha, lo que se hizo es recuperar mínimamente un monto salarial que sigue fluctuando en niveles de esclavitud legal.
Esta caída más que brutal del salario real en Venezuela es una de las principales causantes del gigantesco éxodo de trabajadores venezolanos y sus familias completas a otros países del continente. Mientras no se recuperen los niveles salariales por lo menos a niveles latinoamericanos, el éxodo continuará y se acentuará con el paso del tiempo.
El nuevo salario de 1800 soberanos comenzó mal cuando la lista regulada de 25 productos alimenticios sumados a la lista de 8 productos del hogar y aseo personal superaba ampliamente el salario mínimo. Más de 2000 soberanos costarían adquirir un (1) producto mensual de cada uno de los 33 productos regulados, si estos se consiguieran en el mercado. Agregando que una familia pequeña, de tres o cuatro miembros, consumen en un mes mucho más que uno sólo de esos productos regulados (harina de maíz, arroz, pasta, carne y pollo, por ejemplo). Es decir, de arrancada el salario mínimo de 1800 no servía para cubrir las necesidades mínimas de consumo mensual de una familia. Además que no contaba otros gastos como vivienda (alquiler, condominio), ropa, calzado, gastos del estudio de los hijos, mantenimiento de equipos en el hogar, transporte diario, etc.
En la aplicación real de esa lista regulada, muchos de los productos desaparecieron durante semanas, y el resto se consiguen pero a precios muy por encima de los regulados. Aquí no hay que poner muchos ejemplos porque todos los que vivimos de un salario lo vivimos diariamente. Mencionaremos el caso del cartón de huevos, regulado a 120 soberanos y que no se consigue por menos de 350 soberanos; prácticamente el triple de su precio. Y la carne, que tampoco se consigue por menos que el triple del precio regulado. Igual ocurre con casi todos los productos de la lista, que han ido apareciendo poco a poco, pero a precios muy superiores, y sin que la Sundee o cualquier otro organismo regulador del gobierno actúen para controlar esto.
La situación actual del aumento salarial decretado en agosto y ejecutado a partir de septiembre, es que la pírrica recuperación que representaba con relación al salario nominal anterior se ha perdido rápidamente por la imparable inflación. Con relación al dólar paralelo, los 1800 soberanos significaban el 1º de septiembre 30 dólares (pues Maduro legitimó a Dólar Today en su alocución del 17 de agosto, al tomar como referencia del valor del bolívar fuerte los 6.000.000 que cotizaba la página mayamera). Hoy a 14 de octubre los mismos 1800 soberanos equivalen a menos de 12 dólares. En otras palabras, en un mes más de "anclaje salarial al petro" habremos vuelto al salario esclavo de un dólar mensual que teníamos en julio pasado.
Ante el apagón informativo del gobierno de Maduro con relación a los datos de inflación y costo de la canasta alimentaria, otras instancias calculan que la inflación en agosto fue de alrededor de 220 % y la de septiembre de 230 %, superando ampliamente el promedio de 90% mensual de los primeros siete meses del año. Eso significa que el paquete de medidas anunciado por Maduro el 17 de agosto ha fracasado completamente, por lo menos en cuanto al supuesto impacto benéfico hacia la población venezolana.
Hay que destacar que la no publicación desde hace tres largos años de los datos de índice de inflación y costo de la canasta básica y canasta alimentaria por el Banco Central de Venezuela es una herramienta de opresión gubernamental para desarmar la lucha de los trabajadores por un salario digno. Es una de las causantes del derrumbe en más del 90 % del salario real en los últimos seis años. Sin índice de inflación oficial y sin saber los costos de la canasta básica y la canasta alimentaria, los trabajadores no pueden discutir contratos colectivos ni exigir aumentos salariales. Las federaciones y sindicatos van a las discusiones contractuales con vendas en los ojos, y los resultados están a la vista. El presidente "obrero" ha resultado ser más antiobrero que los adecos en su peor época.
El petro por su parte sigue sin aparecer en el mercado. No tiene existencia real ni virtual. Y pareciera que simplemente servirá (a funcionarios corruptos) para el lavado de dólares y bolívares producto del saqueo al erario público de la nación.
El llamado "anclaje" del bolívar soberano al petro, y el consiguiente anclaje del salario a ese valor ficticio, lo que se ha convertido en la vida real es en una gigantesca ancla que hunde hasta el foso de los océanos la nave salarial de los trabajadores venezolanos. Es el resultado de unos gobernantes que han cambiado la teoría económica por la magia.
La lucha masiva de los trabajadores en todo el país por la conquista de un salario digno, exigiendo el cumplimiento del artículo 91 de nuestra constitución (salario mínimo acorde a la canasta básica), es el único camino que debemos transitar para recuperar el valor de nuestro salario real, derrumbado por la incompetencia de un gobierno que de obrerista no tiene nada, y que más bien puede calificarse de entreguista ante el capital multinacional, sea éste chino, gringo, turco o ruso.
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