martes, 13 de octubre de 2015

¿En qué se parecen César Tovar y Carlos Marx?
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Cada vez que conozco de cambios gubernamentales me acuerdo de César Tovar, aquel insigne beisbolista venezolano que era capaz de jugar las nueve posiciones en un mismo juego.

Imitando la célebre frase de Carlos Marx en “La Ideología Alemana”, quien se refirió a las capacidades humanas que se pueden desplegar en la sociedad comunista, la cual hace posible que una persona se pueda dedicar “hoy a esto y mañana a aquello”, “que pueda cazar por la mañana, pescar por la tarde, apacentar el ganado por la noche y dedicarse a criticar después de comer, sin ser exclusivamente pastor, cazador, pescador o crítico”, la elite dirigente del chavismo se comporta cual si estuviéramos en pleno comunismo, aunque con algunas diferencias no contempladas por el célebre revolucionario alemán.

Marx suponía que el ser humano del comunismo había aprendido a cazar, pescar, pastorear y analizar críticamente, en un proceso formativo que hoy llamaríamos integral. No contemplaba que se pudiera ir a pescar sin tener el más mínimo conocimiento de ese arte, ir a pastorear el rebaño sin jamás haber visto a una vaca o un chivo, ni pretendía que se podía ser teórico a partir del analfabetismo funcional.

Pero en esta revolución se puede ser ministro de educación sin haber dado jamás una hora de clase como educador; se puede ser ministro de comunicación sin ser comunicador; se puede ser ministro de ciencia y tecnología sin haber dirigido jamás una investigación científica; se puede seguir ocupando cargos aunque se venga de fracasar rotundamente en diferentes y diversas responsabilidades anteriores.

Pareciera que la única habilidad requerida para ocupar un cargo en este gobierno es la de ser piquito de oro. Saber hablar sin parar y sin sentido por varias decenas de minutos, no importando que al final nada se diga y por derivación, poco o nada se haga.

Por ello no profundizo mucho en el análisis de los nuevos cambios que se van anunciando. No creo que los nuevos purgados sean más o menos socialistas que quienes hoy los purgan, o más o menos revolucionarios que los purgados con anterioridad. La diferencia que vemos es que a unos los purgan en cámara lenta, y a otros de zopetón. Y que de manera inexorable se reduce cada vez más el plantel original de los pretendidos “hijos de Chávez”, recorriendo un camino parecido al que en otros tiempos históricos condujo a la caída de gobiernos que en un inicio gozaban de una amplia base de apoyo y que terminaron en un profundo aislamiento que facilitó su desplazamiento del poder.

En febrero de 2013, antes de que se anunciara la muerte del comandante, en artículo publicado en Aporrea (“Poder del pueblo y continuidad del proceso revolucionario”, http://www.aporrea.org/actualidad/a160175.html), advertíamos que la salida de Chávez del poder generaba una crisis de gobernabilidad “en la cual se van a producir constantes reacomodos cuyos protagonistas y tendencias no se pueden predecir con exactitud”.

Decíamos además: “el actual liderazgo chavista va a deteriorarse a medida que pase el tiempo. Las causas: ninguno de ellos posee las cualidades de líder que tiene Chávez y por tanto ninguno está en condiciones de generar el consenso que existía cuando Chávez estaba al frente del gobierno. El deterioro del consenso implicará un deterioro de la gobernabilidad sobre las instituciones nacionales, regionales y locales. De manera general, se puede decir que la revolución bolivariana tendrá dificultades para su continuidad en el largo plazo con el actual liderazgo que ha constituido el entorno inmediato de Chávez durante estos 14 años”.

El desarrollo de esa ingobernabilidad lo resumíamos así:

1. Una lucha interna por un nuevo reparto del poder dentro del chavismo.
2. Un deterioro de ese liderazgo ante el pueblo venezolano que respalda al proceso.
3. Una amplia conspiración del imperio por penetrar a los distintos liderazgos civiles y militares del chavismo para irrumpir desde allí propiciando la caída del proceso revolucionario.

Todos estos procesos se han venido desarrollando luego de la muerte de Chávez, tal como lo consideramos en ese artículo que escribimos entre diciembre 2012 y enero/febrero de 2013.

Concluíamos el citado documento afirmando que “el alejamiento de Chávez del poder abriría un escenario de incertidumbre y posible crisis política en Venezuela, incorporando amenazas a la continuidad del proceso revolucionario y abriendo las puertas para que la burguesía internacional y sus aliados internos intenten retomar por diferentes medios el poder político”.

También proponíamos alternativas políticas a desarrollar para prevenir el colapso de la revolución: “La garantía de continuidad del proceso revolucionario dependerá del surgimiento de nuevas formas de liderazgo popular colectivo que nazca al calor de la difícil confrontación política que será la característica de los meses y años venideros”.

“De no producirse el fortalecimiento de dicho liderazgo revolucionario alternativo, es probable que terminen predominando las tendencias reformistas que dentro de la burocracia chavista empujan a un acuerdo general con la burguesía criolla y el imperialismo yanqui como fórmula para “salvar y mantener” el proceso bolivariano.
De imponerse esta última tendencia, se puede producir progresivamente la retoma del poder por el imperialismo, y los líderes reformistas y conciliadores provenientes del chavismo pudieran progresivamente ser desplazados por más confiables líderes de la burguesía tradicional. Ese proceso pudiera llevar varios años, incluso todo el período presidencial actual (2013-2019)”.

Hasta hoy, 29 de diciembre de 2014, los hechos políticos en Venezuela marchan de acuerdo a nuestras previsiones de hace dos años. El gobierno no ha propiciado el desarrollo de nuevas formas de liderazgos revolucionarios que incorporen al pueblo organizado y que actúen como alternativa ante la continuidad burocrática del estilo de gobierno neoadeco que se ha impuesto progresivamente en el chavismo.

En contrario, el gobierno ha venido reduciendo progresivamente su base de apoyo popular y expulsando del círculo gobernante no sólo a connotados miembros de esa burocracia, sino a importantes activistas revolucionarios y comunicadores alternativos a los cuales se les han cerrado las puertas en todas las instancias gubernamentales.

A estas alturas veo muy difícil que se vaya a cumplir en algún momento el golpe de timón que exigiera el presidente Chávez el 20 de octubre de 2012 (aunque todavía no descarto este escenario, tal vez por mantener la esperanza de que la revolución pueda sostenerse y salir de esta profunda crisis que la amenaza seriamente).

Por otra parte, considerando las recientes sanciones contra funcionarios venezolanos aprobadas por Obama, y la ola de rumores que la derecha viene propiciando en el país, creo que el gobierno de los Estados Unidos busca acabar con la revolución bolivariana tratando de producir un acto de fuerza que parta desde el propio chavismo (tal como lo preveíamos en el documento de 2013 ya citado), aprovechando la profundización creciente de la crisis económica. Si Maduro saliera del poder se abriría la puerta para el caos en Venezuela. Cualquier cosa pudiera suceder, y la mayoría de ellas podrían ser muy negativas para las grandes mayorías populares que han respaldado este proceso revolucionario.

Por el momento observamos con preocupación que se continúa con el deterioro de la imagen gubernamental y se presentan cada vez más flancos por donde el enemigo puede atacarnos y derrotar de manera definitiva a la revolución bolivariana. Este deterioro puede llegar en un tiempo relativamente cercano al derrumbe propiamente dicho, ya sea por una derrota electoral, o porque se produzca un acto de fuerza que saque del poder al chavismo.

Hasta ahora no observamos un proceso que permita repotenciar al grupo dirigente. Los eventos realizados este año: el congreso del PSUV, el congreso del GPP, el congreso de la CBST y otros eventos similares, se limitaron a reproducir una serie de clichés, no tuvieron un debate real sobre los grandes temas de la crisis venezolana, fueron eventos teledirigidos que reunieron activistas para hacer bulto y aplaudir. De ellos no ha salido fuerza social alguna que pueda incidir en la realidad de la calle, en la verdadera confrontación de clases que se desarrolla en los centros de trabajo y en las instituciones públicas.

En aras de avanzar por el camino de la construcción de ese liderazgo revolucionario alternativo, en la Plataforma Zuliana en Defensa de los Trabajadores y la Nación, que agrupa a una decena de colectivos populares, nos hemos propuesto realizar en Maracaibo en el primer mes de 2015 una asamblea de movimientos sociales que debata los fundamentos políticos, económicos y organizativos que deben guiar a estos colectivos revolucionarios a lo largo del difícil año que se avecina.

Deseando a todos los venezolanos de buena voluntad que pasen unas felices fiestas de fin de año en compañía de familiares y amigos, nos veremos nuevamente en el 2015 en la primera trinchera de la lucha de clases por el socialismo.
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