viernes, 11 de junio de 2021

 

   200 AÑOS DE LA BATALLA DE CARABOBO.

OBRA MAESTRA DEL GENIO MILITAR DE SIMÓN BOLÍVAR

Roberto López Sánchez.

En 1971, con motivo del Sesquicentenario de la Batalla de Carabobo, mis padres nos llevaron a los hijos menores al Campo de Carabobo. Tenía yo 12 años. La primera explicación que obtuve de mi papá fue que sesquincentenario significaba 150 años (me sonaba muy rara esa palabra). Pero el mayor impacto de esa visita fue conocer que entre las estatuas de los héroes de Carabobo estaba el tatarabuelo de mi mamá, José de la Cruz Carrillo, que para ese día de la batalla tenía el grado de Coronel (luego General de División y posteriormente General en Jefe).

Lamentablemente mis padres ya fallecieron (Oscar López Ferrero, 1918-2011, y Josefina Sánchez Carrillo, 1924-2019), y no pueden presenciar este Bicentenario de la Batalla de Carabobo. Este escrito es en homenaje a ellos, porque formaron en sus nueve hijos una conciencia nacionalista y patriótica que se ha trasmitido en ambas familias de generación en generación, conciencia que integrada al esfuerzo de miles de otras familias, organizaciones sociales e instituciones que han conservado el recuerdo de esta gesta monumental que significó nuestra Guerra de Independencia, ha contribuido a fortalecer principios de soberanía nacional que en estos dos siglos de historia han estado siempre amenazados tanto por enemigos exteriores como por sus cómplices a lo interno.

Los doscientos años de la Batalla de Carabobo sirven para recordar a toda una generación de venezolanos que se rebelaron ante el colonialismo foráneo y reivindicaron por primera vez ante el mundo ya globalizado que este territorio patrio debía ser independiente. Soberanía que hoy nuevamente está amenazada por las distintas potencias del orden global, que se disputan el control de nuestras riquezas naturales e imponen brutales sistemas de opresión al pueblo de Bolívar.

Hoy más que nunca tiene vigencia recordar a Carabobo[1].

LA BATALLA DE CARABOBO FUE PLANIFICADA POR BOLÍVAR DESDE UN AÑO ANTES

Simón Bolívar comenzó a planificar desde mayo-junio de 1820 la campaña militar que conduciría a la Batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821. En carta escrita desde San Cristóbal a su amigo Guillermo White (comerciante británico que se hallaba en la isla de Trinidad), del 26 de mayo de 1820, Bolívar dice: “En este año doy a ud. libre toda Colombia, si una burla de la suerte no hace fallar mis empresas. Dos ejércitos tengo ofensivos; el primero marcha a Quito, y el segundo está invadiendo a la vez las provincias de Cartagena, Santa Marta y Maracaibo. En este invierno[2] logramos la posesión de estas provincias y en el verano envuelvo a Morillo con tropas inmensas”.

El plan de Bolívar consistía en una acción principal desde el occidente, concentrando la mayor cantidad de fuerzas militares posibles, que buscaría confrontar al grueso del ejército del mariscal español Morillo en la zona nor-central de Venezuela, y una acción militar de distracción ejecutada por las fuerzas patriotas desde el oriente del país para actuar hacia Caracas y el litoral central.

Ese plan se desprende de las cartas que Bolívar envía al general Carlos Soublette, recién designado Vice-Presidente Interino de Venezuela, con fechas de 9 y 27 de junio de 1820. En otra carta del 8 de agosto del mismo año, Bolívar da instrucciones a todas las fuerzas militares patriotas situadas en el occidente de Venezuela y en el oriente de la actual Colombia, para que se preparen e inicien su movilización hacia la zona central de Venezuela, incluyendo órdenes específicas hacia el General Rafael Urdaneta, el General José Antonio Páez, el General Antonio José de Sucre y los coroneles Jacinto Lara y Mariano Montilla.

Al mismo tiempo dicta órdenes para el General Pedro Zaraza, para que actúe sobre Calabozo y penetre desde allí hacia los valles de Aragua; al general José Francisco Bermúdez para que ocupe Caracas; al general Juan Bautista Arismendi para que coopere con el ejército de oriente mediante un desembarco en las costas de Curiepe; al coronel Cruz Carrillo, quien unido a las tropas del coronel Reyes Vargas, distraiga al enemigo movilizándose por el occidente.

Bolívar define que la acción militar principal la realizará con sus propios batallones, “La Guardia”, con el Ejército de Apure (Páez) y con las tropas de Urdaneta. Antes de unirse a las tropas de Bolívar, Urdaneta debía liberar Coro.

Un elemento fundamental en todo el plan de operaciones de Bolívar son las medidas de contrainteligencia: “se tomarán medidas para engañar al enemigo y hacerle creer lo contrario de lo que se intenta; se propagarán noticias falsas para desfigurar la verdad; y se emplearán campos volantes y partidas para distraer al enemigo por direcciones que no son las del ejército” (Bencomo Barrios, 1971: 51).

Las dos acciones principales de distracción del enemigo que ejecutará Bolívar para engañar al ejército español y lograr concentrar sus propias fuerzas en Carabobo, serán la movilización hacia Caracas del ejército de Oriente al mando de José Francisco Bermúdez, y la denominada “Diversión de Cruz Carrillo”, que generarán ambas una significativa movilización de tropas españolas, impidiéndoles su participación en la Batalla de Carabobo.

EL ARMISTICIO ENTRE ESPAÑA Y COLOMBIA COMO MECANISMO PARA FORTALECER Y MOVILIZAR LOS EJÉRCITOS PATRIOTAS

El 25 de noviembre de 1820, Simón Bolívar y Pablo Morillo suscribieron en Santa Ana, Trujillo, un Armisticio entre Colombia y España que devolvió momentáneamente la paz a un territorio que ya tenía una larga década de sangrienta guerra. Este armisticio, suspensión de acciones militares por ambos ejércitos, tendría una duración de seis meses, hasta el 25 de mayo de 1821. Por primera vez, España se veía obligada a reconocer a la República como un estado independiente, libre y soberano. El armisticio era el resultado directo del enorme triunfo militar obtenido por Bolívar en Boyacá, en agosto de 1819, que había liberado Bogotá y derrotado al antiguo Virreinato de la Nueva Granada.

Bolívar concibió al Armisticio y al Tratado de Regularización de la Guerra (firmado al día siguiente, 26 de noviembre de 1820), como una forma no sólo de obtener reconocimiento como Estado soberano para la naciente República de Colombia, sino como un mecanismo que le permitía fortalecer y movilizar sus fuerzas militares con miras a una gran operación ofensiva que buscaría derrotar definitivamente a las fuerzas españolas en suelo venezolano.

El Libertador estaba convencido de que España no iba a aceptar el reconocimiento de Colombia como Estado independiente, y de que la única forma de consolidar la independencia de la República era la derrota total de las fuerzas colonialistas españolas. Por esa causa, Bolívar utilizó los seis meses de suspensión de hostilidades para preparar aceleradamente el magnífico plan que lo conduciría a la brillante victoria militar en el campo de Carabobo.

Bolívar tenía planificado inicialmente reanudar las hostilidades el 26 de mayo de 1821 (al expirar los seis meses del Armisticio), pero adelanta la ofensiva militar para el 28 de abril, con el objetivo de tomar por sorpresa a las fuerzas españolas. Ese día se movilizó el coronel Juan Gómez hacia Guanare y derrotó en Boconoíto a las fuerzas españolas, las cuales precipitadamente se retiraron hacia San Carlos. Al mismo tiempo, el coronel Remigio Ramos marchó por Obispos hacia Mijagual, con el objetivo de distraer al enemigo y facilitar el cruce del río Apure por el ejército de Páez.

Simultáneamente el coronel Cruz Carrillo se moviliza desde Trujillo (en dónde era gobernador en funciones) con una columna de 1.500 hombres, dirigiéndose a Carache, y de allí a Carora, El Tocuyo y Barquisimeto. En Carache, Cruz Carrillo lanza una proclama “a los pueblos de Caracas” el 5 de mayo de 1821, en la cual les dice que llegó el momento de ser libres. El Libertador “me ha honrado con el mando en Jefe de División que forma la vanguardia del poderoso ejército del señor General Rafael Urdaneta … y sólo me resta la inmarcesible gloria de vernos unificados a vosotros” (Bencomo Barrios, 1971: 63). La intención de Cruz Carrillo es hacerle creer a los españoles que detrás de él se moviliza el resto del ejército de Urdaneta (que en total se calcula en unos 4.000 soldados), y que la ruta de su vanguardia es la que determinará el ingreso de Bolívar hacia la zona centro-norte de Venezuela, donde está el ejército español de Pablo Morillo y La Torre.

En realidad detrás de la columna de Cruz Carrillo no se movilizaba ninguna fuerza patriota, pues el grueso del ejército de Urdaneta estaba previsto se unificara con el de Bolívar (La Guardia), lo que ocurrió finalmente en San Carlos el 19 de junio, cinco días antes de Carabobo.

LA MOVILIZACIÓN DEL EJÉRCITO PATRIOTA PARA CONCENTRAR FUERZAS EN CARABOBO

Bolívar entra en Guanare el 22 de mayo, que ya había sido ocupada por Ambrosio Plaza el 13 del mismo mes. Por su parte Cruz Carrillo ocupa El Tocuyo el 19 de mayo, y se dirige hacia Quíbor y Barquisimeto.

En Guanare, Bolívar se entera de que La Torre ha tenido que retirarse desde Araure por las noticias sobre la toma de Caracas por el General Bermúdez, suceso ocurrido el 14 de mayo (La Torre había llegado hasta Araure porque tenía en desarrollo un plan militar para enfrentar directamente las tropas de Bolívar). Por su parte, el general realista Francisco Tomás Morales se ve obligado también a retirarse desde Calabozo hacia los valles de Aragua, para salirle al paso a las tropas de Bermúdez que luego de ocupar Caracas avanzaron en dirección a Maracay. Originalmente Morales tenía órdenes de impedir el movimiento del ejército de Apure (Páez) hacia el centro del país; pero tiene que modificar su plan debido a los triunfos militares del ejército de Oriente.

Por su parte el General Urdaneta se moviliza el 30 de abril desde Ancón de Iturre, con 1.500 hombres, con el objetivo de ocupar Coro, y luego seguir adelante hasta incorporarse al ejército de Bolívar. El 11 de mayo, Urdaneta ocupa Coro después de derrotar a las fuerzas realistas en Matícora. En esta ciudad, Urdaneta lanza su conocida proclama a sus tropas, en la cual les pide convertir en amistad los sentimientos de venganza inspirados por el recuerdo de la conducta anterior de este pueblo, y solicita que sus habitantes reciban “el trato dulce y benéfico que debieron esperar de sus últimos amos”. Termina la proclama exhortando a observar una actitud digna de soldados disciplinados, en donde “el robo y toda especie de vejación a los vecinos está absolutamente prohibida”.

El 28 de mayo parte Urdaneta hacia Barquisimeto, entrando en Carora el 8 de junio. En esta ciudad, Urdaneta se ve obligado a ceder el mando al coronel Antonio Rangel, pues se agravan sus dolencias de los riñones hasta el punto de impedirle continuar al frente de las operaciones. Las tropas de Urdaneta entraron en Barquisimeto el día 13 de junio, ciudad que ya había sido ocupada previamente por el coronel Reyes Vargas, enviado por Cruz Carrillo. La columna de Cruz Carrillo continuó de Barquisimeto hacia San Felipe para amenazar a Valencia. El grueso de las tropas de Urdaneta, bajo el mando de Rangel, continúa hacia San Carlos y finalmente se unen a las tropas de Bolívar el 19 de junio.

Por su parte, el General José Antonio Páez había salido de Achaguas el 10 de mayo, con una fuerza de 2.500 hombres repartidos en 1.000 soldados de infantería y 1.500 de caballería. Sin ocurrir combates con el enemigo, Páez entra en Tucupido el 31 de mayo y finalmente sus columnas llegan a San Carlos entre el 7 y el 11 de junio.

Como se puede apreciar, debido al extenso recorrido de las fuerzas patriotas, los ejércitos de Urdaneta y de Paéz sólo pudieron integrarse al ejército de Bolívar pocos días antes de la Batalla de Carabobo. El riesgo corrido por el ejército de Bolívar de sufrir un ataque enemigo antes de haber logrado concentrar las fuerzas patriotas, fue subsanado por la acción de distracción ejecutada por el ejército de oriente bajo el mando del General Bermúdez, y por la acción de distracción ejecutada por el Coronel Cruz Carrillo.

LA DIVERSIÓN DE BERMÚDEZ Y EL EJÉRCITO DE ORIENTE

Bermúdez salió de Barcelona el 28 de abril y entró en combate con las tropas enemigas en Machurucuto el 7 de mayo. Bermúdez vuelve a derrotar a los realistas en Caño Amarillo (Laguna de Tacarigua). El coronel español José Istúriz se ve obligado a retirarse precipitadamente hacia Caracas, e incluso abandona el mando de sus tropas que lo acusan de ser el culpable de la derrota sufrida y tratan de pasarlo por las armas.

Continúa Bermúdez su marcha y ocupa El Guapo y Caucagua el 11 de mayo. El día 12, ya en territorio de lo que hoy es la ciudad de Caracas, Bermúdez derrota al Batallón español Hostalrich en el Trapiche de Ibarra, causándole 700 bajas y dispersando a las 200 tropas restantes de los realistas. El 14 de mayo Bermúdez entra en Caracas, después de haber sido evacuada por los españoles. El 16 ocupa La Guaira y regresa a Caracas, para continuar el día 18 hacia los Valles de Aragua.

Es en ese momento en que La Torre y Morales se ven obligados a suspender su ofensiva militar que buscaba enfrentar a las tropas de Bolívar y de Páez, respectivamente. La Torre se regresa a San Carlos y Morales parte en búsqueda de Bermúdez en Aragua.

Esta acción de Bermúdez sobre Caracas será el acontecimiento clave que determinará el éxito de la campaña que culminará en Carabobo. Bermúdez derrota nuevamente a los españoles en la Batalla de El Consejo, el 20 de mayo, dispersando las fuerzas del Brigadier español Correa.

Sin embargo, Bermúdez será derrotado por las fuerzas de Morales el 24 de mayo en una segunda Batalla en El Consejo, y se ve obligado a retirarse hacia Caracas. Estando ya en la capital, adonde había llegado el general Carlos Soublette el 22 de mayo, los patriotas deciden no presentar batalla al ejército realista cuando éste llega a Las Adjuntas el 26 de mayo, y deciden replegarse hacia Guarenas y Guatire, con el objetivo de alejar a las fuerzas españolas de los llanos centrales; defender los valles de Barlovento, los del Tuy y La Guaira; apoyarse en los suministros existentes en Barcelona; y unirse a las fuerzas que por mar moviliza Arismendi a partir del 19 de mayo.

Bermúdez se fortalece en El Rodeo, y allí se le unen el General Arismendi con 400 soldados; el coronel Avendaño con 300 soldados provenientes de La Guaira, y el comandante Mazero con 500 soldados de los Valles del Tuy. Allí presenta batalla al enemigo en el Cerro El Frío, y lo derrota ampliamente, causándole graves pérdidas a los españoles, incluyendo la muerte de su comandante Lucas González.

El General Bermúdez avanza nuevamente hacia Caracas, y les solicita a los realistas que la evacúen de inmediato. El 23 de junio Bermúdez ataca con 1.500 hombres, a los realistas en El Calvario, pero es derrotado con importantes pérdidas entre muertos, heridos y prisioneros. Nuevamente Bermúdez se ve obligado a retirarse a El Rodeo, donde recibirá la noticia del triunfo de Bolívar en Carabobo, y retornará nuevamente hacia la capital.

Esta constante ofensiva del ejército de Oriente bajo el mando del General José Francisco Bermúdez será determinante al impedir que importantes fuerzas españolas ocupadas en la defensa de Caracas, se pudieran concentrar con el Mariscal La Torre para participar en Carabobo.

LA DIVERSIÓN DE CRUZ CARRILLO

El Libertador le asignó al Coronel José de la Cruz Carrillo la misión de dirigirse a San Felipe pasando por Nirgua, para amenazar Valencia, haciéndole creer al enemigo que sus fuerzas eran superiores. Carrillo difunde en su recorrido que su columna es la división de vanguardia del ejército de Urdaneta, que consta de más de 4.000 soldados, y que su objetivo es “liberar Caracas”. Las órdenes de Bolívar son precisas: debe continuar adelante aunque el enemigo le corte la retirada; de ser necesario, debe avanzar buscando reunir sus fuerzas a las del general Bermúdez, amenazando a Valencia y los Valles de Aragua, para provocar que los españoles desmiembren su ejército para poder atender esta amenaza.

A comienzos de junio Cruz Carrillo se dirigió a San Carlos para recibir las últimas instrucciones del Libertador. El 18 de junio Carrillo ocupa Nirgua. Allí se dirige al Ayuntamiento de la ciudad notificándoles que sus tropas constan de dos mil hombres destinados a “redimir del cautiverio a estos desgraciados pueblos que gimen bajo un yugo pesado”, y que esta columna forma la vanguardia del general Urdaneta, quien marcha en retaguardia con 3.000 combatientes. El 20 de junio, Carrillo ocupa San Felipe con “dos grandes columnas”, según informa el jefe militar español Manuel Lorenzo al mariscal La Torre.

Ante el rápido avance de Cruz Carrillo, y creyendo las informaciones de que sus tropas eran la avanzada de un ejército mayor, el comandante realista Lorenzo solicita refuerzos a La Torre, quien el 22 de junio envía al coronel Juan Tello al frente de una columna integrada por un batallón, cinco compañías y un regimiento de Lanceros del Rey, para que se unan a las tropas de Lorenzo y enfrenten a Carrillo en la ruta de San Felipe-Valencia.

Con esta decisión, La Torre se restó a su propio ejército una considerable cantidad de tropas, que de otra forma hubieran participado en la batalla de Carabobo, dos días después. La “diversión” de Cruz Carrillo había cumplido su objetivo.

LA CONCENTRACIÓN PATRIOTA EN SAN CARLOS Y LOS PREPARATIVOS DE CARABOBO

Como dijimos antes, el ataque de Bermúdez sobre Caracas había obligado a las fuerzas españolas a abandonar sus posiciones avanzadas en Araure y en Calabozo, replegándose hacia la llanura de Carabobo. Con ello, se facilitó la llegada de Bolívar hasta San Carlos, a la vez que desapareció el peligro para la movilización de la división de Urdaneta desde occidente y la de Paéz desde Apure.

Sin embargo, la derrota sufrida por Bermúdez en El Consejo el 24 de mayo le permite a Morales reunirse con las tropas de La Torre en Carabobo. De esta forma, el ejército español concentraba en Carabobo para los primeros días de junio un número de tropas muy superior a las de la división La Guardia que acompañaba a Bolívar en San Carlos, cuando aún no se le habían reunido las tropas de Urdaneta y de Páez.

Dándose cuenta del peligro sobre su ejército, aún sin concentrar las fuerzas necesarias para poder enfrentar a los españoles, Bolívar intenta conjurar la situación enviándole una comunicación a La Torre el día 7 de junio. En dicha comunicación, Bolívar le propone a La Torre reanudar negociaciones para retomar la paz. Su objetivo es simplemente ganar tiempo para evitar una ofensiva realista, y permitir que las fuerzas de Páez y de Urdaneta se le reúnan en San Carlos.

La pasividad de La Torre favorecerá a los patriotas. El día 11 de junio terminan de llegar a San Carlos las tropas del general Páez. El día 19 de junio llegan las tropas de Urdaneta y se completa la gran concentración de fuerzas que había planificado Bolívar desde un año antes, preparándose a librar la batalla que liberaría definitivamente el territorio de Venezuela.

En 52 días, entre el 28 de abril y el 19 de mayo, el Libertador había logrado reunir, sin mayores contratiempos, las tres grandes columnas militares del ejército que marcharía contra los españoles concentrados en la llanura de Carabobo.

El 20 de junio el ejército patriota sale desde San Carlos dirigiéndose hacia la inmortalidad. El Libertador ha organizado su ejército en tres divisiones. La primera, que sería la vanguardia del ejército patriota, bajo el mando del General José Antonio Páez. La segunda división, formada por la segunda brigada de La Guardia y por el Escuadrón Sagrado, bajo el mando del General Manuel Cedeño. La tercera división, bajo el mando del coronel Ambrosio Plaza, integrada por la primera brigada de La Guardia, sería la reserva del ejército.

El 23 de junio, el ejército patriota se detiene en la sabana de Taguanes (lugar de la victoriosa batalla de Bolívar el 3 de julio de 1813), y allí Bolívar arenga a las tropas, que para ese momento conforman 6.500 hombres, de los 10.000 que comenzaron a movilizarse el 28 de abril. Un mil quinientos de esos diez mil constituían la columna dirigida por Cruz Carrillo, y el resto había sido víctimas del cansancio y de las enfermedades (Bencomo, 1971: 91).

La primera división, bajo el mando de Paéz, será la que cargará sobre sí misma el grueso de la batalla y la que decidirá el triunfo patriota. Estaba integrada por el Batallón Bravos de Apure, el Batallón Cazadores Británicos y por siete regimientos de Caballería.

Por su parte, las tropas españolas concentradas en Carabobo también se conforman en tres divisiones. Comandadas por el Mariscal de Campo Miguel de La Torre, y como comandante de la División de Vanguardia el General Francisco Tomás Morales. Las tropas realistas sumaban 4.279 hombres en total. Bolívar había logrado su objetivo de concentrar un ejército superior en número al enemigo; aunque faltaba lo principal, el plan de batalla que le permitiese la victoria anhelada por el pueblo venezolano.

En la madrugada del 24 de junio de 1821, Simón Bolívar contempla el emplazamiento realista en la llanura de Carabobo, y decide el plan de batalla que lo conducirá a la victoria.

LA BATALLA DE CARABOBO. HISTÓRICO TRIUNFO PATRIOTA

El ejército patriota se desplaza en dirección oeste-este para ir a encontrarse con las fuerzas realistas emplazadas en la llanura de Carabobo. Bolívar observa que La Torre ha colocado sus divisiones taponeando el camino de San Carlos, por el este, y el camino de El Pao, por el sur. El Libertador determina que es inconveniente atacar al enemigo por esos dos frentes, este y sur, y decide un ataque hacia el flanco derecho del enemigo (norte).

La estrategia de desbordamiento del ejército español por su flanco derecho, queda bajo la responsabilidad de la Primera División (Páez), seguida de la Segunda División (Cedeño). Al mismo tiempo este ataque es combinado con una acción de fijación por el frente del enemigo, que queda bajo la responsabilidad de la Tercera División (Plaza).

El ataque por el flanco derecho de las tropas españolas implicaba atravesar un pequeño curso de agua y un desfiladero por el cual debían pasar de uno en uno los soldados, e inmediatamente subir una cuesta que les permitiese alcanzar la colina donde iniciaba la llanura de Carabobo.

Esta acción tomó por sorpresa al ejército realista, pero rápidamente se movilizó hacia su flanco derecho para atacar a las divisiones patriotas que por allí se movilizaban, haciendo uso de su artillería. La Torre moviliza sucesivamente al 2º Batallón Burgos, los batallones ligeros Infante, Hostalrich, Príncipe y Barbastro. Este fuerte ataque realista hizo retroceder por momentos al batallón Bravos de Apure, el cual pudo reorganizar su ataque gracias al apoyo obtenido con la llegada del batallón Cazadores Británicos, y posteriormente con la entrada en batalla de los siete regimientos de caballería de la primera división.

Mediante dos cargas consecutivas de bayonetas, de los batallones Bravos de Apure y Británico, los patriotas lograron hacer retroceder a las fuerzas españolas que intentaban contener la entrada venezolana a la llanura de Carabobo. Al ingresar al combate las tropas de la Segunda División (Cedeño) y la caballería patriota, la derrota española comenzó a configurarse.

La Torre ordena que dos escuadrones de Húsares de Fernando VII carguen contra la caballería patriota, pero los mismos apenas dispararon sus carabinas y emprendieron la retirada. Como último recurso, La Torre ordena al regimiento Lanceros del Rey que ataque a la caballería patriota, pero esta unidad desobedece la orden y se bate en retirada.

Para ese momento el batallón Burgos ha perdido casi todos sus soldados, y los otros cuatro batallones realistas están siendo duramente atacados por las fuerzas de la Primera  y Segunda División patriota. Es entonces cuando Páez ataca personalmente con la caballería de su Regimiento de Honor y su Estado Mayor en pleno, y desalojan completamente al enemigo de la colina donde se ha desarrollado lo fundamental de la batalla. En el desarrollo de los combates, el general venezolano Manuel Cedeño, comandante de la Segunda División patriota, pierde la vida. El batallón realista Barbastro intenta la retirada, pero rodeado de las fuerzas patriotas tuvo que rendirse. La victoria patriota se ha concretado.

A partir de ese momento, el ejército español comienza su retirada. Los restos de los batallones realistas que participaron en el combate se retiran desordenadamente. Mientras el batallón Valencey, que no entró en combate, comienza a retirarse en forma muy ordenada con dirección hacia Valencia; en esta formación militar se integran el mariscal La Torre y  el general Morales.

Esta famosa retirada del batallón Valencey, bajo el mando del coronel Tomás García, es la que evita un desastre total para las fuerzas españolas (recordemos que en la batalla de Boyacá, en 1819, Bolívar había capturado al general español José María Barreiro). García logra recorrer, en formación cuadrada de cien metros por lado, con dos cañones que perderán en el camino, el trecho de 30 kilómetros (6 leguas) que lo separan de Valencia. Al entrar en Valencia pierden la formación, pero continúan en retirada logrando llegar hasta Puerto Cabello.

Los patriotas realizan numerosos ataques contra esta retirada del Valencey, y en el desespero por destruir totalmente al enemigo colonialista, caen en combate el coronel Ambrosio Plaza, el teniente coronel Mellado, el teniente Pedro Camejo (el Negro Primero), los oficiales Meleán y Bruno, y numerosos soldados.

Las pérdidas del ejército realista, según el parte de guerra que La Torre envía al Rey de España, fue de dos oficiales superiores, 43 capitanes, 77 tenientes y subtenientes, y 2786 individuos de tropa, entre muertos, heridos, prisioneros y desaparecidos. Es decir, el ejército colonialista español perdió dos tercios de sus fuerzas en la batalla de Carabobo.

Además de las dolorosas pérdidas de los oficiales mencionados, las fuerzas patriotas debieron tener un considerable número de bajas, específicamente en el Batallón Bravos de Apure, que fue el que cargó el peso principal de la batalla. Bolívar, con la intención de moralizar a las tropas y no dar información al enemigo, en su parte de la batalla mencionó que habían perdido “apenas 200 muertos y heridos”. Entre los cadáveres regados en la planicie de Carabobo, encontraron el de dos mujeres con uniformes patriotas, lo que indica que probablemente combatieron un número no determinado de mujeres en el bando venezolano. Del batallón de Cazadores Británico se conoce que perdió a sus tres primeros comandantes, a 17 oficiales y a 119 individuos de tropa, de los 339 hombres que lo integraban, entre británicos e irlandeses. El coronel Tomás Ferriar, comandante del batallón británico, fue gravemente herido en combate y falleció el 17 de julio en Valencia. El capitán James Scott y el capitán Charles Minchin, que ocuparon sucesivamente el mando de los británicos, también fallecieron en la batalla.

El protagonismo decisivo cumplido por José Antonio Páez en Carabobo lleva a Bolívar a ascenderlo a General en Jefe en el propio campo de batalla.

La culminación del triunfo de Carabobo se expresa en la entrada victoriosa de Simón Bolívar a Caracas el 29 de junio, completando de esa manera su objetivo de liberar del colonialismo español el territorio patrio que lo había visto nacer.

A doscientos años de Carabobo, este año 2021 debe servir para recordar en todos los hogares, en todas las organizaciones sociales, en todas las instituciones públicas y privadas de Venezuela, el enorme esfuerzo que miles de patriotas venezolanos y neogranadinos realizaron para vencer al ejército colonialista español que durante 300 años había ocupado el territorio de esta parte septentrional de América del Sur.

Recordar con orgullo esta primera independencia de Venezuela es paso fundamental para comprender la necesidad de una segunda independencia, gran objetivo por el cual miles y miles de venezolanos hemos luchado desde hace décadas, pero que aún estamos muy lejos de concretar.

¡¡ HONOR Y GLORIA A LOS HÉROES DE CARABOBO !!

¡¡ VIVA VENEZUELA LIBRE E INDEPENDIENTE !!

 

Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 8 de junio de 2021

 



[1] Para este escrito nos hemos basado principalmente en la obra de Héctor Bencomo Barrios (1971), “Campaña de Carabobo 1821”, publicada por el Ministerio de la Defensa con motivo del Sesquincentenario de la batalla. También nos hemos apoyado en la obra “Doctrina del Libertador”, de la Fundación Ayacucho (1985), y “Simón Bolívar. Escritos Fundamentales” de Monte Avila Editores (1982). Igualmente utilizamos el Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación Polar (1997). Especialmente consideramos el “Parte del Libertador sobre la Batalla de Carabobo”, del 25 de junio de 1821; el “Parte sobre la Batalla de Carabobo” de Pedro Briceño Méndez, secretario del Estado Mayor del ejército patriota, del 30 de junio de 1821; la “Narración de la Batalla de Carabobo”, por Eduardo Blanco, del 24 de junio de 1870; y el “Parte del Mariscal La Torre sobre la Batalla de Carabobo”, del 30 de junio de 1821. Todos estos partes y relatos publicados como apéndices en la obra de Bencomo Barrios.

[2] La palabra “invierno” equivale aquí a estación lluviosa (mayo-octubre), y “verano” significa estación seca (noviembre-abril).

No hay comentarios:

Publicar un comentario